El pianista Joan Moll no ofrecía un gran concierto en Barcelona en los últimos 19 años. En alguna ocasión había tocado en el Espai Mallorca para un reducido público, pero sin las condiciones de aquella última vez en el Palau de la Música. El martes regresó a la escena barcelonesa con obras de Baltasar Samper, que interpretó en el edificio de la Pedrera. El músico ha padecido una larga lesión en una mano que ahora ha superado.
Moll lleva treinta años investigando a Baltasar Samper (Mallorca, 1888 " México, 1966), olvidado por su exilio primero en Francia por la Guerra Civil y después en México por la Segunda Guerra Mundial. En la Pedrera, dentro del ciclo Celebracions 2008 de Fundació Caixa Catalunya, se homenajeó a uno de los pianistas más destacados de la escuela de Enric Granados y uno de los compositores más importantes de la Renaixença mallorquina.
Emotivo
Por el retorno de Moll y la recuperación de Samper, el concierto fue especial. En la primera fila, el nieto de Samper, que reside en Reikjavik (Islandia), escuchaba las composiciones de su abuelo. Los aires impresionistas de la música y el escenario modernista del salón de Antoni Gaudí provocaron un encuentro de emociones. Moll recordó su lesión y dudó antes de proseguir con la pieza titulada El dolorós, muy adecuada en esa situación. El concertista paró unos segundos, con miedo a una recaída, pero siguió hasta el final con la interpretación del compositor cuyo exilio marcó el declive de su actividad creadora. Ningún alma sensible quedó impertérrita y los aplausos lo demostraron.
La última parte del recital contó con la cantante Joana Llabrés, que interpretó seis canciones con Moll al piano. «En una gira por Estados Unidos tuve la oportunidad de ir a México, el hijo me recibió y pude abrir los paquetes con documentos y partituras de Samper», explicó el concertista. Moll aseguró que «es un placer dar a conocer esta obra».
En la conferencia previa a la audición, Josep Massot mantuvo que «Samper era el músico más serio del Cançoner». El director de Publicacions de l'Abadia de Montserrat desveló que «en la guerra trató de publicar este material folclórico». Con el estallido de la Segunda Guerra Mundial «tuvo que irse más lejos, a México en 1942». Allí se volvió a casar, con su discípula Dolors Porta porque «en México era el único sitio donde podía divorciarse sin problemas».
Massot añadió que «recogió canciones populares, trabajó en el Orfeó Català de Mèxic y en la comunidad catalana». Por su parte, Toni Pizà, profesor de Historia de la Música en The City University of New York, definió la biografía de Samper como «complicada y dislocada a causa de la Guerra Civil y el exilio».
Pizà destacó «la necesidad de catalogar sus obras y estudiar al Samper periodista porque nos proporcionaría un punto de vista personal». El experto se refirió a «su música para películas, en la que fue un pionero, como en Mallorca, isla dorada de 1928 o la del documental La isla de la calma de 1931. El profesor afirmó que «esta música se conserva y está recogida en Cançons i danses de l'illa de Mallorca».