La escritora y poeta Antònia Arbona i Santamaria (Sóller, 1970) acaba de publicar el poemario Canelobres que enlluernen (Lleonard Muntaner Editor), el segundo volumen de su trilogía «dedicada a la búsqueda de la verdad», que inició con La veritat i el límit y cerrará con Rere la máscara.
Si el predecesor se aproximaba a la verdad desde la invocación explícita de «referentes pictóricos y literarios», Canelobres que enlluernen lo hace con un mayor énfasis en la «metapoesía y el proceso de la escritura». En ambos, sin embargo, cohabita el espíritu de la escritura de servirse de las distintas disciplinas del intelecto y la creatividad "el arte y las letras, en un lugar preferente" para incrementar el conocimiento, «una herramienta para juzgar» la realidad y acercarse a esa anhelada verdad.
Explica la autora que canelobre, (candelabro, en castellano), es sinónimo de luz. Una recurrente palabra "presente en el título y en muchos de los poemas" que alberga, en su metáfora, el deseo de la autora por «iluminar las zonas oscuras del conocimiento» o, lo que es lo mismo, aportar luz a esa «parte de la sociedad que no me gusta». La doble moral, los falsos aduladores, el ruido "cuyo antídoto natural es el silencio, recuerda" son algunos de los demonios a los que se enfrenta con sus versos.