Han pasado ya más cincuenta años desde que el filántropo americano William Junior Bryant llegará a Mallorca, interesado por los trabajos de investigación arqueológica que se estaban llevando a cabo, puntualmente, en Alcúdia y por descubrir, sobre todo, parte de la riqueza patrimonial que escondía la Isla. Su labor, décadas más tarde, sería recuperada por el Consorci de la Ciutat Romana de Pollentia.
Desde 1944, hay constancia de distintas ayudas económicas, por parte de Bryant, destinadas a subvencionar algunas de las excavaciones en Pollentia.
Ya en la década de los cincuenta se dio un paso cualitativo importante con la adquisición de un inmueble dentro del casco urbano de Alcúdia por parte de la fundación creada por Bryant. Este espacio fue destinado a la sede del Centro Arqueológico Hispano-Americano de las Islas Baleares.
El 3 de octubre de 1957 tuvo lugar la apertura de la sede de la Fundación Bryant, en el Casal de Can Domènech de Alcúdia.
La sigue siendo uno de los edificios más representativos de Alcúdia y tiene sus orígenes en la época gótica. Esta espacio pertenecía a finales del siglo XV a la familia Marquet, pero en el año 1600 el Casal pasó a la familia Domènech hasta que la compró la fundación. Esa casa llegó a albergar desde un museo hasta el almacén y un laboratorio.
Los ojos que, en 1957, se ponían en esta antigua casa permitía que se adaptara a las necesidades de las tareas de la práctica arqueológica y se consolidaran las intenciones de la Fundación Bryant. De este modo, se garantizaba su continuidad y sus objetivos científicos. «La creación del centro fue un momento histórico para la arqueología, ya que era la primera casa en Mallorca que se destinaba a los trabajos de investigación», explicó Margarita Orfila, responsable de las investigación de Pollentia y catedrática de la Universidad de Granada.
Finalmente, la fundación redactó sus estatutos y nombró a la junta rectora, siendo patrono William J.Bryant, presidente Luis Pericot y vicepresidente Martín Almagro.
La apertura de la casa, conocida por los alcudienses como Es Museu, supuso la creación de un importante equipo de investigación. Además, se fueron reuniendo anualmente en la Bryant toda una serie de especialistas para trabajar en Pollentia, lo que hizo que esas intervenciones fueran unas de las más valoradas de todas las realizadas en la década de los cincuenta y sesenta. «En aquella época tuvo también una gran labor formativa, porque se comenzaron a dar una serie de becas anuales tanto a alumnos españoles como americanos», explicó Margarita Orfila, en el recorrido que se hizo en julio pasado sobre el yacimiento con motivo de la celebración del día de puertas abiertas. Orfila puntualizó, además, que «muchos de los investigadores actuales en el campo de la arqueología de la época romana, pasaron por la casa y se formaron allí».
El trabajo continuó hasta 1997, fecha en la que el Consell recibió las competencias de gestión de patrimonio, transferidas desde el Govern, y además, tuvo lugar el anuncio por parte de la Bryant Foundation de la finalización de sus actividades en la Isla.
La Casa Bryant, tal y como la reconocían los arqueólogos, desaparecía, pero su espíritu aún es recordado por todos ellos.
En 2000 nacía el Consorci de la Ciutat Romana de Pollentia , una entidad gestora del yacimiento, cuyos objetivos prioritarios fueron la puesta en valor, divulgación y dinamización de Pollentia. Hoy los responsables de la excavación son Margarita Orfila, Miquel A. Cau, investigador del ICREA, y María Esther Chávez, profesora de la Universidad de la Laguna.
Tras medio siglo se sigue recordando la importante labor y repercusión de la apertura de la sede de la Fundación Bryant para el trabajo arqueológico de Balears.