El espacio expositivo de la Feria del Libro de Fráncfort destinado a los editores de las Islas se reduce a cinco metros cuadrados. A estas alturas, las diecinueve empresas invitadas tendrán que compartir un stand con cuatro estanterías y dos mesas, donde los editores no dispondrán de ningún lugar para exponer sus libros, el verdadero objetivo de la feria.
Los editores consultados ayer se mostraron muy críticos con esta asignación del espacio e incluso algunos se plantean desestimar la invitación del Institut d'Estudis Baleàrics (IEB) y no asistir a la feria. Éste es el caso de Miquel Àngel Campaner, de la editorial Ensiola, quien aseguró que «sólo estaré presente si se arregla esta situación», mientras añadió que «parece que el Llull se esté riendo del IEB».
Por su parte, Gracià Sánchez, de El Gall, manifestó que «es una vergüenza que siendo una feria profesional de editores no tengamos un espacio, sobre todo el año en que la cultura catalana es la invitada de honor», dijo con contundencia.
Pese a ello, cuatro editoriales isleñas tendrán un espacio superior: un metro lineal cada una. La razón es que El Gall Editor, Moll, Triangle y Documenta. son miembros de la Associació d'Editors en Llengua Catalana. El resto de editoriales tendrán que compartir los cinco metros cuadrados asignados por el Institut Ramon Llull al IEB.
Otro editor, Miquel Font, también criticó esta decisión y manifestó que «parece qué sólo iremos a hacernos la foto». Esta editorial palmesana hace más de diez años que está presente en la Feria del Libro de Fráncfort y éste será el año en que tendrá menos espacio. «Nuestra delegación va a hacer el ridículo», sentenció. Con la misma opinión se manifestó María Muntaner, de la editorial Lleonard Muntaner, quien lamentó que este año «los editores de aquí no podremos mostrar nuestro trabajo» y aseguró que «se merecen que el gremio los plante».