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La excesiva explotación del medio acabó bruscamente con la cultura talayótica

Los análisis de laboratorio sobre materiales hallados en ses Païsses confirman un colapso en el siglo VII antes de Cristo

Una jarra hallada en ses Païsses que pertenece al momento de destrucción del poblado.

MARIANA DÍAZ
Casi como una premonición de lo que puede suceder en el futuro en Balears, los análisis de laboratorio sobre los materiales hallados en la excavación de ses Païsses (Artà) confirman que «la cultura talayótica sufrió un colapso por la excesiva explotación del medio».

Así lo explica Javier Aramburu, director del proyecto de excavación e investigación de este yacimiento, el más visitado de Mallorca y también el de mayores dimensiones. Aramburu califica lo que sucedió en aquel momento, año 600 antes de Cristo (siglo VII), como un «desastre ecológico» y apunta que lo mismo sucedió en otras zonas de la Isla como en son Fred (Sencelles), donde también está al frente de una excavación.

Por el trabajo de investigación llevado a cabo en ses Païsses y son Fred, asegura este arqueólogo, «está demostrado plenamente que la caída de la cultura talayótica fue muy abrupta, repentina».

De un periodo de «gran esplendor en el que se edificaron más de mil talaiots, además de santuarios y grandes edificios monumentales, construcciones de grandes dimensiones que, entre comillas, podíamos denominar palacios y que podían tener, como los de ses Païsses, 14 metros de largo y 10 de ancho, se pasó rápidamente a una cultura que ya no edifica».

Se conocía que algo había sucedido al final de la cultura talayótica, pero faltaba saber el cuándo y el porqué. Incluso algunos autores se refirieron en el pasado a que podría haber desaparecido por la aparición de los fenicios. En ses Païsses, por ejemplo, se han encontrado edificios destruidos, enormes columnas caídas, niveles de incendió.

Para situarnos, el investigador recuerda que la culminación de la llegada de los primeros hombres y mujeres a Mallorca fue hacia el 2500 ó 2300 antes de Cristo. En unos mil años fueron evolucionando, llenando la Isla y el momento último y el más álgido coincidió con la construcción de los talaiots. ¿Qué sucedió con estos pobladores? «Que su crecimiento fue explosivo, sin límites, y acabó con los recursos naturales». Pensemos, reflexiona, que en una sociedad primitiva el equilibrio en sí ya es precario. «El proceso de deforestación que acompañó a la cultura de los talaiots fue galopante; los análisis de polen y semillas nos hablan de un descenso acusado de la cubierta arbórea».

Dedicada a la ganadería intensiva, sin dejar tiempo para que se regenerara la vegetación, una población que crecía rápidamente, y que, por otro lado, utilizaba la madera en el proceso de fabricación de la cal, sólo podía acabar consumiendo sus recursos. Lo que Aramburu ejemplifica con un dicho muy común: «Segaron la hierba bajo sus pies».

Su conclusión, «con datos para confirman esta teoría», es que no fue la violencia la que acabó con la cultura talayótica, sino «el hambre» pues «el fenómeno de destrucción del medio se acaba pagando».

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