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Serrat y Sabina hechizan Palma

Toda la magia del mítico dúo pasó por Palma en una noche que quedará seguramente en el recuerdo

NICO BRUTTI
Dos horas y media duró el encantamiento. Dos horas y media que la multitud tardará en olvidar. Un retazo de noche en que los sentidos funcionaron a tope: para recordar, para olvidar, para sentirse vivo y feliz, para pensar otras cosas que los pájaros cantaban, pero que irremediablemente remitían a la pena de Joaquín, al compromiso de Joan Manuel.

Por que eso el Hoy puede ser un gran día nunca estuvo mejor puesto. Sino, habría que preguntar a las diez mil personas que abarrotaron e hicieron colgar el cartel de no hay más localidades, cómo emprendieron el camino de la salida.

Un buen sabor de boca, una sonrisa sin sentido, un leve y agradable mareo. Todos se fueron cantando, como lo hicieron durante dos horas y media los artistas sobre el escenario.

Con un repertorio asegurado, medido al dedillo, Serrat y Sabina desplegaron su magia inmensa por todo el Coliseo balear. En sus nuevos papeles de entretenedores, el dúo se la pasó pipa, en total sintonía con el público. De lo que dejó musicalmente es muy difícil atenerse a cierta lógica. La que mide tal o cual parámetro.

Aquí el sentimiento primó sobre cualquier otra cosa. Un sentimiento seguramente nacido desde hace mucho tiempo, con poco pelo, canas, alguna arruguilla. Pero también un sentimiento de traspaso de generación. Los hijos de los otros también estuvieron, como por arte de magia.

«Se acabó, el sol nos dice que llegó el final», canta el Nano y Joaquín acompaña. Pero está claro que todavía no, que no llegó la hora. Y la gente no está dispuesta a retirarse. Pide y los mitos responen: Pastillas para no dormir, Nos dieron las diez y Paraules d´amor. El show lo completan disfrazados para hacer La del pirata cojo. Vuelven y se van con Calle melancolía y casi lo mejor, Para la libertad.

Igual, algunos, con Mediterráneo entonada por el Noi del Poble Sec o el mejor Joaquín con 19 días y 500 noches, ya se hubiesen dado por satisfechos. Alguien dijo por allí: «Mi mujer vino a ver a su amante platónico y yo encantado de acompañarla», tal es el clima en la plaza de toros. Mientras en el escenario, Serrat en español y Sabina en catalán, cantan 14 de febrero, No hago otra cosa que pensar en tí, Tu nombre me sabe a hierba y Noche de boda.

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