Las bibliotecas y el sector de la edición en general, y especialmente los libreros, llevaban tiempo esperando la aprobación de la Ley de la Lectura, el Libro y las Bibliotecas. Tras la aprobación del texto el 14 de junio en el Congreso, la ley entraba en vigor el pasado lunes 25 de junio para dar ya sus primeros pasos.
Definitivamente, la norma ve la luz con nuevas medidas como la liberalización del precio de los manuales escolares y la fijación de un precio único en el resto de los libros. Sobre estas cláusulas, la presidenta del Gremi dels Llibreters, Marian Colom, aseguraba: «Estamos contentos, confiábamos en que se alcanzara el precio fijo porque si no los grandes almacenes nos terminarían comiendo a los pequeños comercios», aunque apuntó que «la ley ha llegado tarde porque en estas fechas ya comenzábamos a recibir libros de enseñanza». Al respecto, Inés Rotger, de la Distribuidora Rotger, reconoció que la fecha de aprobación de la Ley del Libro ha sido «mala para su aplicación porque tenemos poco tiempo, provocará demoras en los servicios y hasta julio no comenzaremos a distribuir». «Otros años ya estábamos en ello», recordó.
La Ley del Libro ha estado exenta de grandes polémicas, aunque no todas las disposiciones del texto han sido bien recibidas por las partes implicadas. Uno de los puntos de conflicto ha sido la fijación de un canon por préstamo bibliotecario de 0'20 euros, que nunca recaerá sobre el usuario. «La disposición final primera establece un canon en concepto de derechos de autor que deberán abonar las Administraciones Públicas. En estos momentos, y previo al reglamento que desarrolle la ley, ese canon será de 0'20 euros por cada libro adquirido con destino al préstamo», explicó el vicepresidente de la Associació de Bibliotecaris, Arxivers i Documentalistes de les Illes Balears, Pepe Garibo. De este modo, según Garibo, «la función mercantilista pasa por alto la función de promoción cultural de las bibliotecas. Nos encontramos que, además de pagar por los derechos de autor, tenemos que asumir un cargo adicional», matizó. De la misma opinión es el presidente de la Associació de Editors, Sebastià Roig, quien afirmó que «el canon no es bueno para la cultura en general» y explicó: «La ley tiene alguna laguna; el precio fijo es positivo, pero hay libros que no son de enseñanza y también son utilizados por los alumnos».
La Ley del Libro cuenta con nuevas medidas como la creación de un Observatorio de la Lectura y del Libro cuya función será analizar y dar a conocer la situación real del sector y los hábitos de lectura con el objetivo de mejorarlos. Por otra parte, la norma adecua la definición de libro, entendiéndolo como «obra científica, literaria o de cualquier otra índole que constituye una publicación unitaria editada en uno o varios volúmenes» y especifica que puede ser «impresa o en cualquier otro soporte».