C.DOMENECH|BARCELONA
El homenaje al escritor Baltasar Porcel llegó ayer a la segunda y última jornada, en el edificio de La Pedrera. La primera conferencia, El periodista, el crítico y el viajero, reunió a Xavier Pla, Salvador Sostres, Vinyet Panyella mientras que la segunda contó con Enric Juliana, Julià de Jòdar y Antoni Puigverd que hablaron sobre El pensamiento de Baltasar Porce. Sergio Vila-Sanjuán y Joaquim Palau moderaron las dos mesas redondas. Por su parte, el periodista Josep Cuní entrevistó al mallorquín al final de la sesión.
Las alabanzas de cada ponente a la figura poliédrica de Baltasar Porcel fueron constantes. El autor mantuvo que «de pequeño fabulaba con viajes imaginarios mientras que ahora intento contentarme a mí mismo». El literato aseguró que «he escrito muchas cosas sobre mí que no sé ni lo que significan». Porcel se mostró «profundamente ligado al mundo animal» y desconfió «del género humano».
El novelista confesó sobre su obra que «lo que parece más real es mentira y lo que se considera inventado es de verdad». Porcel tuvo presente que «la envidia estimula» y expuso que «pienso y calculo a partir de la intuición y la visceralidad». «Me interesa el viaje cultural ya que permite conocerte», indicó y añadió en relación a la actitud de viajero incansable que «me han pasado cosas extraordinarias, como en mi primer viaje a China, en donde descubrí un mundo tan poderoso como el mío, y me cambió la vida». Porcel definió que «el mundo metafórico te ayuda a entender el de la realidad», y manifestó que «tuve muchas inseguridades hasta que empecé a pensar que lo que hacía era lo bueno y que debía pactar conmigo mismo». Además, dijo que «en política, cuando me he fijado en la realidad no me he equivocado, pero he errado cuando me he quedado en las ideas». Sobre el cáncer, recién superado dijo que «estoy contento porque durante unos meses he estado con los médicos y a la vez trabajando, conozco ahora el tema, y podía haber sido terrible». Porcel comentó que «he deducido que soy yo el que debe luchar, el cáncer me ha ayudado a entender mejor mi personalidad, me ha devuelto al chico que leía solo en la montaña».
«Este es un país que va a la deriva», admitió el creador de Andratx, e ironizó con «todo lo que aprendo sobre la Pantoja es tiempo que no leo a Nietzsche».