Decía Aristóteles que «la esperanza es el sueño del hombre despierto» y es cierto que hay que tener bien abiertos los ojos para no subestimar las escasas iniciativas que reavivan el optimismo frente a la aridez de propuestas audaces. La incondicionalidad del ciclo Waiting for Waits ante la consigna del filósofo griego se demuestra, tanto en su perseverante ilusión por traer al evasivo Tom Waits, como en la capacidad de su ideólogo, Tomeu Gomila, para confeccionar programas con coherencia y buen gusto. Tres son los conciertos -Dayna Kurtz, Viarosa y Mick Harvey & The Bad Seeds- que servirán de prólogo a la séptima edición de este festival, que se celebrará en julio y que baraja, para entonces, nombres como Friends of Dean Martínez, Michael Gira, M Ward, Thea Gilmore, Inara George o Neko Case. De momento, el arranque es espléndido. La neoyorquina Dyana Kurtz, que desde su actuación hace dos años en Muro se ha ganado calificativo de «nueva dama de la canción americana», presentará su flamante nuevo disco, Another black feather, el próximo miércoles 28 de febrero en el Conservatorio (12 euros, anticipada, 15 en taquilla).
Cantautora completa, magnífica compositora y poseedora de una voz que hiela la sangre, la Kurt reconoce que roba libremente de todos los géneros, eso sí, para darles después un sello personal exento de artificios. Para ello, y con el objeto de concebir este nuevo trabajo, configurando esa clase de excentricidades que moldean las leyendas, escapó de las responsabilidades diarias y se refugió en un lugar remoto del desierto de Arizona. Blues de raíces en From the bottom up, una dosis de ilusión para Nueva Orleans en Nola, la adorable Venezuela o el sol reluciente de Right for me son algunos ejemplos de la capacidad de esta artista para cambiar de piel y pasar todas las pruebas.
La siguiente cita, de entrada gratuita, tendrá lugar el martes 20 de marzo en el Centre de Cultura Sa Nostra, esta vez con el sonido entre country, celta y rock de la formación británica Viarosa. Llegarán con su reciente segundo disco bajo el brazo. Where the killers run es una colección de extraordinarias historias, algunas de ellas contadas como si pertenecieran a un pasado medieval. Sus canciones recuperan el misticismo de antaño, se erigen como lugares de encuentro del pecado y la redención gracias a la calidez de su creador e intérprete, Richard Neuberg, y a la base sonora creada mediante todo tipo de instrumentos de cuerda: mandolinas, banjos, steel guitars, violines...