M.D./L.M.
A los pocos días de finalizar una exposición retrospectiva sobre su obra en el Casal Solleric de Palma, fallece a los 87 años el pintor de origen alemán y nacionalizado estadounidense Marc Heine, establecido en Deià desde 1959, uno de los introductores de la abstracción en Mallorca. El velatorio por los restos mortales del artista, que murió ayer, será hoy en el tanatorio de Son Valentí de las 16.00 a las 20.00 horas.
Joan Carles Gomis, director general de Artes Plásticas del Ajuntament de Palma, explicó que la exposición retrospectiva que se inauguró en el Solleric en noviembre de 2006 «fue un acto de justicia, ya que Heine fue uno de los introductores del arte abstracto en Mallorca». Debido a su delicado estado de salud, Heine no acudió a la inauguración de la muestra. Finalmente, el pasado 4 de enero visitó el montaje de la misma en compañía de su familia y posó junto Gomis; Xavier Busquets, comisario de la exposición, y su hijo, Damián Heine.
El pintor, que había dejado de mostrar su obra al público en los años ochenta del pasado siglo, vivió en Deià en un cierto aislamiento voluntario, aunque desde los años cuarenta a los setenta expuso en galerías y museos de Estados Unidos y Europa.
Sus primeros pasos como pintor fueron a una edad temprana, siendo un niño, en la órbita del impresionismo. Y en la adolescencia ya siente como maestros a Picasso, Braque o Matisse. En Estados Unidos, a donde se había trasladado tras el ascenso de Hitler al poder, se inició en el expresionismo abstracto, lenguaje que, como se explica en la Gran Enciclopedia de la Pintura i l'escultura a les Balears, sería clave en su trayectoria.
Cuando a finales de los cincuenta llega a Mallorca, instalándose en Deià, cultiva un «informalismo riguroso». Cuando en 1961 expone en la galería Biosca de Madrid, que entonces dirigía Juana Mordó, el escritor Camilo José Cela escribió un texto para el catálogo en el que reflexionaba sobre el sufrimiento de Heine durante la Segunda Guerra Mundial y cómo éste le llevó a ser «sincero y violento, poético y elemental, como lo es la tierra».
Busquets, que pintó en Deià muchas tardes junto a él, comentaba ayer que «personalmente era muy humilde, huyó del éxito y del aspecto comercial del arte, pero, pese a ello, cada año hacía un par de exposiciones internacionales», y aseguró que fue un «enamorado» de Mallorca.