CARLES DOMÈNEC|BARCELONA
Rodada en el barrio de la Barceloneta, cerca de su casa barcelonesa, Fuerte Apache es la ópera prima como director del mallorquín Mateu Adrover. El veterano educador de un centro de menores, interpretado por Juan Diego, vive la posibilidad de un amor maduro a través del personaje de Lolita. La aparición de Tariq, un niño de la calle magrebí, abrirá paso a la esperanza.
-A pesar del contenido social, usted explica en Fuerte Apache una historia de ficción.
-Fuerte Apache es un cuento para adultos, con una apariencia de realidad que surge desde la selección de los actores. Ninguno de los protagonistas jóvenes era actor porque queríamos que hubiera sinceridad, ya que la realidad nunca cabe en la pantalla. Mi prioridad no fue realizar un documental sino explicar una historia sobre la esperanza, con un final abierto y feliz. La realidad no suele ofrecer este tipo de finales, los debemos poner nosotros.
-La temática surge de su hermano Arnau.
-Mi hermano trabajó como educador en un centro tutelar. Gracias a él conocí el centro, a chicos y educadores. Por mi formación de periodista, la parte de descubrir una realidad que no es la tuya es lo más agradecido. Visité otros centros en Andalucía. La película es un homenaje a todos los héroes de la vida cotidiana.
-¿Qué aprendió al trabajar con chicos, en teoría, conflictivos?
-Que desde el miedo no llegas a ninguna parte. Ha sido muy fácil trabajar con ellos porque estaban muy motivados. Realizamos un taller de interpretación previo. Los chicos son lo mejor de la película, lo más fresco y natural.
-¿Cómo fue el cásting?
-Duró muchos meses. Vimos a unos 1.500 chicos. Debíamos crear un grupo homogéneo.
-En la película participan Juan Diego y Lolita Flores.
-Escogí a Juan Diego enseguida. Quería a alguien con experiencia y calidad del que no tener que preocuparme. Me daba miedo el trabajo con los chicos. Lolita era la pareja que me apetecía juntar con Juan Diego. Ella es una fuente de buen rollo.
-¿Cómo llegó a materializar este proyecto?
-Originariamente no escribí Fuerte Apache para dirigirla. Pasó por diversas manos y producción me propuso la dirección. Yo he hecho de todo. Estudié periodismo, estuve tres años en realización de informativos, seis años en Estados Unidos estudiando dirección de fotografía, y ahí empecé como guionista.
-¿Cómo recuerda la experiencia en Los Àngeles?
-A los 26 años, quería ser director y tenía inquietudes por la fotografía. En Los Àngeles aprendí mucho. Durante los tres primeros años estuve formándome y los tres últimos trabajé como guionista. El último año estuve en Perú, desarrollando un largometraje en inglés. Regresé a España porque se decía que se necesitaban guionistas.
-¿Le permite el cine ir más allá que el periodismo?
-El cine te ayuda a sentir de una manera más intensa. En periodismo, las noticias son más frías, son piezas cortas en las que no se puede explicar demasiado. La ficción permite conectar emocionalmente y ponerte en el lugar de personajes lejanos.
-En las primeras películas se intenta volcar muchas cosas.
-Es verdad, quieres ponerlo todo en una primera película pero la edad es importante. No es lo mismo una Ópera primera con 25 que con 40 años. Además, como guión, no ha sido mi primera película. Soy consciente de mis limitaciones y de las del medio.
-Pep Tosar es el director del centro en 'Fuerte Apache'.
-Es un actor muy disciplinado e intenso. Tiene en mí a un amigo y un fan.
-¿Qué hará a continuación?
-Tengo unas cuantas historias, como Las raíces del cielo, que trata de un médico cooperante en una comunidad indígena, en un territorio donde se están infiltrando Sendero Luminoso y el narcotráfico.
-¿Es posible un 'star system' español?
-No podemos pretender adoptar las reglas americanas en un cine que es pequeño y que necesita mucha ayuda. No podemos fingir que nuestra industria es fuerte y sana. Nunca seremos el cine americano.
R.C.