D. MEDINA
La bailarina y coreógrafa Sol Picó participó ayer en Palma en la inauguración de la nueva Escola Superior d'Art Dramátic de les Illes Balears (ESADIB), ceremonia en la que presentó dos espectáculos de calle: La Divadivina, en la Plaça Josep Maria Cuadrado, y Lágrima, en el Passeig de l'Artesania. La bailarina alcoyana aplaudió la creación de esta escuela. «Todo lo que sea crear este tipo de espacios es bueno, mejor que hacer apartamentos», ironizó, a la vez que manifestó que «aunque en este país se ha dejado el arte de lado durante años, parece que ahora nos están dando vidilla y el panorama se va animando». «Hay una especie de epidemia cultural positiva que se va expandiendo», añadió, para concretar que «el público tiene cada vez más ganas de ver danza contemporánea».
La artista destacó que «actuar en la calle es un riesgo» que le encanta correr «porque los espectáculos callejeros atraen a mucha gente que «a lo mejor no pagaría una entrada en el teatro» y es una «buena forma» de dar a conocer la danza. En cuanto a los espectáculos que presentó ayer, explicó que La Divadivina es una obra «con guasa en clave de cómic que llega a la gente», que en esta ocasión ha sufrido un cambio en el desenlace porque, bromeó, «se presentó sin el Hombre-bala pero con el Llanero Solitario». Este trabajo está cuenta con los artistas Ana Criador, Lola López Luna, David Climent y Pablo Molinero, además de la diva Sonia González.
De Lágrima manifestó que es una pieza con música de Dulce Ponte, «una historia de deseos, de tratar de estar bien a pesar de no poder conseguir algo o a alguien». Asimismo, lo definió como un «híbrido» creado por ella en la época del «No a la Guerra» en el que participa acompañada en piano y voz por Mariona Zagarra. En relación al futuro de su carrera, la bailarina no quiso dar muchas pistas. No obstante, mencionó que está preparando una supergala para una cadena de televisión.