NURIA ABAD
Durante los cinco años transcurridos desde que falleció Camilo José Cela (Iria Flavia, 1916-Madrid, 2002), la Fundación Cela ha realizado una intensa labor con el propósito de poner en orden y buen funcionamiento un legado cultural que el propio escritor definió como «un mar sin orillas». Una de las iniciativas consolidadas en los últimos meses por la entidad ha sido la de crear un anexo de la Fundación Cela en Palma, un proyecto que cuenta con el patrocinio de Cort y que verá la luz en dos años, según adelantó ayer la viuda del Nobel y presidenta del Patronato de la Fundació Cela, Marina Castaño. La presencia de la Fundación Cela en Palma es ya «un proyecto en firme», adelantó ayer Castaño, que se encuentra en la Isla para asistir hoy a la gala de entrega de los Ciutat de Palma como jurado del premio de literatura castellana que lleva el nombre de su marido. Prueba de ello es que la alcaldesa Catalina Cirer ya participó en la última junta del patronato de este organismo que se celebró en Madrid el pasado 14 de diciembre y que la próxima se celebrará en Palma, posiblemente en marzo o abril, «reunión en la que se asentarán las bases del proyecto en Palma y se harán efectivas».
Ahora, sólo queda encontrar la ubicación idónea en Ciutat donde conservar el patrimonio cultural de Camilo José Cela y promover el estudio de su obras, motivo por el que se están barajando diferentes emplazamientos en el casco antiguo de Palma, que Castaño visitó ayer en compañía de Rogelio Araújo, regidor de Cultura de Cort. Mientras se elige la ubicación adecuada, la Fundación Cela se encuentra ya organizando una agenda de actividades sobre el escritor gallego para que la presencia de la entidad en Palma sea una realidad a corto plazo.El legado de Camilo José Cela que formará parte de la exposición permanente de la Fundación Cela en Palma serán «todos los elementos necesarios para conocer el proceso de búsqueda expresiva que Camilo desarrolló aquí, así como la colección completa de la revista Papeles de Son Armadans», que el escritor fundó en Mallorca y dirigió desde 1956 hasta 1979. Marina Castaño afirmó que esta iniciativa «parte de un antiguo deseo de Camilo que él no pudo cumplir en vida porque las circunstancias no fueron las propicias» y reconoció que le «llena de orgullo y satisfacción poder materializar esta ilusión, que parte de su herencia literaria vuelva a donde pasó tanto años de su vida, donde escribió parte de su obra y donde tuvo tantos amigos».