NURIA ABAD
Ara Makilian es uno de los más brillantes y expresivos violinistas de su generación. Poseedor de un estilo propio, forjado a partir de sus orígenes y ricas vivencias musicales, su violín se alza como una de las voces más originales e innovadoras del panorama musical. Se ha convertido en todo un fenómeno discográfico. Sus recientes grabaciones para Warner, con autores aparentemente ajenos a los gustos más populares, han sido acogidas con excelentes críticas, refrendadas a su vez por ventas insospechadas en el terreno clásico. Para él no hay fronteras ni reglas, sólo intuición y voluntad de entenderse. Este libanés de origen armenio es concertino de la Sinfónica de Madrid, puesto que compagina con una respetada carrera como solista. Junto a su ensemble interpretará hoy y mañana a las 17.00 horas en la Fundac ión La Caixa Las cuatro estaciones de Vivaldi.
-¿Cómo llega un libanés de antepasados armenios a Madrid?
-He vivido en el norte de Europa desde que tengo catorce años y al encontrar España por el concurso de Sarasate (ganó el Premio Internacional de Violín Pablo Sarasate en 1975) me identifiqué mucho con esta cultura, ya que mis orígenes son también mediterráneos.
-Usted salió de su país por un conflicto bélico que ahora ha vuelto a recrudecerse...
-Pasé la infancia en el Líbano y vi muchas tragedias. Espero que venga la paz lo antes posible, aunque no lo creo. Lo importante es hacer algo por esto.
-Bueno, usted es un ejemplo de cómo la música puede estimular la sensibilidad hacia la acción social y humanista.
-Acabamos de grabar un disco, Tears of beauty, con la Orquesta Non Profit. El fin es llevar la música contemporánea a un público más amplio y recaudar dinero para Médicos Mundi y Médicos Sin Fronteras.
-¿Alguna recomendación al respecto?
-Trabajar por los sueños, es así como se cumplen.
-No en vano, destaca en su biografía un poco ortodoxo aprendizaje de la técnica del violín. ¿Existe música sin técnica?
-La música y la técnica no se pueden separar, son una sola cosa.
-¿Por qué eligió el violín?
-Es el instrumento más universal. Se encuentra, casi sin excepciones, en todas las culturas del mundo: china, árabe, sudamericana, celta, europea, gitana, etc.
-¿Y en el flamenco?
-Como el flamenco es una mezcla de muchas músicas, hay una unión perfecta con el violín. Y como toda la música está en el mismo camino, yo he aprendido mucho del flamenco y lo he utilizado en la música clásica.
-Hablemos de la enseñanza musical...
-No creo en las escuelas formalistas. Pienso que la música es universal y se puede aprender de muchas maneras. Lo más importante es tener un horizonte abierto a todas las posibilidades.
-A las de cada uno, ¿no?
-Claro. En los últimos cinco años no he tenido tiempo de impartir clases, pero mi objetivo con el alumno es enseñarle siempre a encontrar su propio camino.
-Y a divertirse...
-Sin diversión, mejor dedicarse a otra cosa. Todo lo que te guste debe divertirte.
-En su discografía figura 'Las cuatro estaciones de Vivaldi', obra que interpretará en Palma, como uno de sus trabajos más vendidos. ¿Cuál es su relación con esta pieza?
-Esta pieza es fundamental en el repertorio de la música clásica, y aún más para los violinistas. Sin embargo es una música tan rica y tan grande que si uno se dedica a tocarla mil veces, se puede tocar mil veces de diferente manera.
-Su presencia ha sido solicitada por importantes compositores de música de cine como Alberto Iglesias, Pascal Gainge, Lucio Godoy o Roque Baños, en peliculas como 'Hable con ella', 'Lunes al sol' u 'Otro barrio'. ¿Qué significa en su trayectoria trabajar para el cine?
-Además de gustarme el cine, sentirme parte de una película me da mucha satisfacción.
-Creo que la primera vez que vino a Mallorca fue invitado por Joan Valent. ¿Cuál es su relación con este compositor?
-Somos compañeros de trabajo, buenos amigos y tenemos proyectos en común... Y nos gusta la sobrasada.