M.T.F.
El pasado 29 de octubre fallecía en Madrid el compositor mallorquín Romà Alís. Considerado uno de los creadores musicales más productivos de las últimas décadas, era autor de 223 composiciones catalogadas, de las cuales pueden destacarse diversas sinfonías, al igual que obras para piano y para violín. Ahora, gracias a la tarea del pianista Albert Díaz, se han grabado sus piezas en dos trabajos discográficos. El proyecto ha sido patrocinado por el Institut d'Estudis Baleàrics (IEB).
La iniciativa ha sufrido diferentes modificaciones a lo largo del tiempo. En un primer momento, la propuesta debía contar con la participación del propio compositor e iba a ser la continuación del álbum que el Institut d'Estudis Baleàrics presentó en el año 2000 y que, bajo el título de Obra per a piano, reunía piezas elaboradas por el autor hasta ese momento. Tras la muerte de Romà Alís, tanto el Institut como el propio Albert Díaz vieron la necesidad de editar dos discos diferenciados, proyecto que, al final, será el que tomará cuerpo. El primero será la reedición del ya editado y el segundo contendrá la última etapa del creador, aquella que empezó a partir del año 2000 y que cuenta con mucha producción para piano, alrededor de unas 35 obras, como explicó el Albert Díaz. Ambos trabajos irán acompañados de libros explicativos.
Albert Díaz dice que el proyecto que tenía en mente Romà Alís para el segundo disco era el de «grabar composiciones grandes, aunque abriendo su repertorio». De todos modos, Díaz ha creído oportuno incorporar a este segundo volumen unas piezas infantiles que no estaban previstas en un principio «porque son pequeñas joyas, canciones populares armonizadas por él mismo. De hecho, es una manera que pueda hacer que más gente se interese por el repertorio» de un compositor que, a pesar de su reconocimiento a nivel internacional, -sus piezas se interpretaban en ciudades de Europa o en Japón-, fue poco profeta en su tierra. Díaz, profesor titular del Conservatori Superior de les Illes Balears, ha hecho la tesis sobre la obra de Alís y no duda en comentar que «a partir del año 2000 hay un orden en su obra, el piano suena mucho más lleno», como si retara al pianista a evolucionar técnicamente. «Curiosamente, las obras empiezan de forma suave para adquirir una gran fuerza al final», en palabras de Díaz.