JOAN CABOT
En un artículo para la revista «D-P» sobre el cierre de la tienda de discos Runaway, Joan Vich Montaner comentaba que su desaparición suponía el cierre de los dorados noventa. Seguramente también habría que sumar la disolución de Sexy Sadie, -la banda más exitosa salida de las Islas durante esa década-, al conjunto de señales que confirmen que sí, que las décadas acaban cuando les da la gana y cuando ya nadie se acuerda de ellas. Después de seis discos de estudio, recopilatorios, directos y varios EP, de conciertos en Nueva York, Benicàssim y cientos de lugares perdidos en algún lugar de la península, Sexy Sadie ponen fin a su carrera de la mejor forma posible: sin tensiones y porque ha llegado el momento, quizás. «Con el nuevo disco en parte habíamos recuperado la ilusión y las ganas de tocar. Con Michael y Sergio en el grupo los directos han sido una gozada. Esta última gira nos lo hemos pasado muy bien tocando, pero te vas erosionando, a veces por cuestiones extramusicales, o por todo lo que rodea la música y no es tocar en directo y grabar», explica Jaime García, cantante y guitarrista de la banda. «Estar un año parados fue duro. Estuvimos a punto, pero teníamos el disco medio grabado y pensamos que había que dar el último paso». Habla del tiempo que pasó hasta la edición de «Translate» (Subterfuge, 06), el que será su último disco, en el que, en parte, se dedicaban a repasar el álbum de fotos de Sexy Sadie recogiendo pasado y presente. Durante estos años han sido el grupo mallorquín más conocido fuera de las Islas y ellos mismos admiten que nunca podrían haberse imaginado estar donde están. «Nunca nos marcamos un objetivo. Hemos ido haciendo en cada momento lo que nos pedía el cuerpo. Cuando empezamos era impensable que alguien diese una oportunidad a un grupo como Sexy Sadie de grabar un disco». Y este domingo se despedirán en directo en el Teatre de Lloseta.