LAURA MOYÀ
Uno de los gestos más repetidos de la jornada de ayer fue alzar la mirada al cielo. El día, que amaneció despejado, se fue llenando de nubes que amenazaban lluvia y que pusieron en peligro constante la celebración del Dia del Llibre, que en Palma se adelantó un día para evitar que coincidiera con el domingo y que hoy se conmemora en varias localidades de la Part Forana. Al final del día, cayeron algunas gotas.
Fue a partir del mediodía cuando los ciudadanos decidieron aprovechar los escasos rayos de luz para salir a la calle y pasear entre los distinto estands que distribuyeron los libreros por las plazas y calles más concurridas de Ciutat. Hasta ese instante, pocos se habían atrevido a abandonar sus casas. La zona más concurrida fue la Plaça Major. Allí, Quart Creixent, Norma Còmics, La Rosa als Llavis, Drac Màgic, Lluna, Es Call y Literanta se habían apostado con una selección de sus fondos. Y, allí, competían por captar la atención de los paseantes con las últimas novedades, unos paseantes a veces más entretenidos con las estatuas vivientes y los chiringuitos de ropa y complementos que con los libros.
El conseller de Cultura del Govern, Francesc Fiol, fue uno de los visitantes de la Plaça Major. «Creo que hay que incentivar la lectura, un hábito que hay que potenciar desde joven». Fiol aprovechó el paseo para comprar «Juegos florales», de Sergio Pitol; «Economía freaky», de Steven D. Levitt y Stephen Dubner; «Nocturn de primavera», de Josep Pla; y «Quaderns dels marges», de Àlex Susanna.
Otra de las zonas más visitadas por los ciudadanos fue la Plaça de Cort, donde el Ajuntament había programado varios talleres para los más jóvenes. La nota curiosa la puso una pareja de recién casados, Biel y Cata, que hicieron su primera salida como marido y mujer junto al estand de Llibres Mallorca.