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Autobiografía, ausencias y cintas de vídeo

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Hasta cuatro veces habían sido seleccionadas propuestas artísticas de Tamara Arroyo antes de que su videocreación «Caja de Música» resultara ganadora del Premi Antoni Gelabert d'Arts Plastiques 2005, convocado por el Ajuntament de Palma.

Fue por eso un motivo de especial alegría para la artista, de 33 años, afincada en Madrid y profesora de Educación Plástica en un instituto de enseñanza media, saber que su breve montaje de nostálgicas imágenes de música que se intuye pero no es, había alcanzado los plácemes del jurado en el galardón que se dio a conocer en la festividad de Sant Sebastià.

En apenas dos minutos de montaje videográfico Tamara Arroyo se refiere sobre todo a la ausencia, a lo que podría/debería estar ante los ojos del espectador pero no está. Así, la «Caja de Música» no es tal sino un viejo tocadiscos de tapa, y no suena la melodía que anuncia el título sino el ruido de la aguja recorriendo la superficie plástica no grabada...

«Rasgos autobiográficos, siquiera al nivel de las sensaciones, siempre hay en mis trabajos y éste no es una excepción, más bien al contrario», señalaba la artista minutos antes de la entrega de premios. A pesar de su juventud, Tamara Arroyo adorna ya su currículo artístico con creaciones reconocidas en varios certámenes nacionales como los de Unicaja y Cajamadrid, y en Mallorca dejó ya su impronta en las convocatorias de artes plásticas de Pollença, donde incluso ejerce ahora como jurado.

«Los reconocimientos siempre son una satisfacción, una apertura de horizontes y especialmente en el mundo del arte, donde con frecuencia lo que te ofrecen es una amplia difusión de tus propuestas», añadió.

Inclinada a la fotografía como medio habitual de expresión artística, Tamara Arroyo cree que cada idea puede llevar aparejado el soporte más idóneo para su expresión. «Nunca diría que lo siguiente que quiero hacer es un cuadro o una performance pues llegará lo que sea y en el modo que parezca más apropiado. Otra cosa es la técnica para determinadas actuaciones, que, naturalmente, a todo artista le gustaría dominar con independencia de que alguna vez la pongas en práctica», aclara.

Tamara Arroyo quiere residir un tiempo en Nueva York y Londres, en la medida que se lo permitan éxitos artísticos como el que acaba de obtener en Palma, que llevan aparejada una retribución dineraria. Mientras tanto prepara una exposición que se abrirá con el próximo verano en la madrileña sala 'Vacío 9', que dirige la galerista Marta Moriarty, con lo que ha sido hasta ahora su camino creativo, especialmente fotos, dibujos y vídeos.

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