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Imaginación en equipo para aprender a ser un buen actor

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La Escuela de Artes Escénicas del Teatre Sans es el escenario desde el martes pasado y hasta el próximo 25 de agosto de un taller de teatro destinado a niños de entre 11 y 14 años. Lourdes Erroz es la encargada de introducir a los más pequeños en el mundo de la escena.

El grupo, compuesto por 11 niños, representa escenas de la vida cotidiana, como el momento de levantarse y desayunar, el de pasear al perro o el de conducir. También lleva a cabo una improvisación que se desarrolla en el escenario imaginario de una peluquería, que los asistentes han bautizado como Superfábul. En ella converge gente de toda tipo, desde la famosa actriz de televisión con una larga lista de amoríos hasta la empleada inmigrante que encarna la sudamericana Estefanía, de 11 años, que trata con toda naturalidad este tema tan cercano a ella. El resto de compañeros simulan ser periodistas que acosan a preguntas al protagonista del momento.

Al final de cada sketch, los niños estallan en sonoras carcajadas y aprenden a aceptarse y a corregirse los unos a los otros. Una de las cosas que han averiguado por sí mismos es lo molesto que es para el espectador que el actor le de la espalda, porque, al no poder seguir fácilmente sus movimientos, el público pierde interés.

Por su parte, Lourdes Erroz explicó que la importancia del teatro en el desarrollo personal es decisiva. «Tanto viendo como actuando, los niños más tímidos logran abrirse a los demás y comprueban que sus ideas son igual de buenas que las de los compañeros más extrovertidos. El teatro aumenta su autoestima». Además, se trata de una actividad en la que «cada uno descubre lo mejor de sí mismo. Al asociar su imaginación con la de los demás niños, se enriquecen mutuamente».

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