Los habitantes de Binissalem podrán acercarse un poco más a su pasado con los descubrimientos arqueológicos que han tenido lugar en el cementerio viejo de la localidad. Unas catas han sacado a la luz restos de la primitiva iglesia de Robines, que es de la época derepoblament puesto en marcha tras la conquista de Mallorca por el rey Jaume I. También han aparecido cuatro enterramientos, tres esqueletos ha sido datados, de momento, en el siglo XIII y el otro corresponde a la peste de 1650. Todos los enterramientos aparecieron en el interior de la iglesia, lo tres primeros juntos y el otro aislado. Los hallazgos fueron presentados ayer en el Ajuntament de la localidad por Miquel Nadal, el alcalde; Polita Crespí, concejala de Cultura; los arqueólogos Ferran Tarongí, que dirige la excavación, y Catalina Garau, que se ha encargado de estudiar los restos óseos. También estuvieron los historiadores locales Francesc Canals y Sheila Jagan, así como los responsables de la escuela taller que se ha creado para reconstruir la iglesia del siglo XIX que se construyó sobre la de repoblament y que amenazaba ruina.
En total, entre los restos del XIII, del XVII y del XIX, Binissalem podría contar con un centro de interpretación de la muerte «si encontramos las ayudas necesarias», comentaba ayer el alcalde, muy contento ante «la mina de información encontrada que nos permitirá conocer mejor la historia del pueblo». Para datar con más precisión los enterramientos habrá que esperar a los resultados de los análisis del carbono 14. Mientras, Catalina Garau explicó que los huesos ya aportan información como, por ejemplo, que los tres enterramientos del XIII corresponden a individuos entre los 40 y los 50 años que habían llevado una vida dura y, además, uno de ellos presenta un politraumatismo en las costillas. En cuanto al que apareció aislado, habría fallecido en la veintena. La existencia de la iglesia de repoblament siempre se había sospechado, comentó ayer Francesc Canals, pero ha sido ahora cuando se han encontrado las estructuras, sólo unos muros y ventanas, que lo confirman. En cuanto al centro de interpretación de la muerte, Tarongí apuntó que existen bastantes elementos para crearlo porque, además de las tumbas y los esqueletos, se cuenta con la mesa de piedra sobre la que se hacían las autopsias en el XIX, una lápida reutilizada, y lo correspondiente al rito funerario, con la capilla del XIX y el cementerio anexo, que dejó de utilizarse bien entrado el siglo XX.
Un grupo de jóvenes de la localidad se encarga de poner a punto la iglesia a través de la escuela taller, ellos son los encargados de hacer todo el trabajo de albañilería.