Jaume Plensa es uno de los más representativos protagonistas de la renovación de las artes plásticas en el panorama nacional. Fiel a la versatilidad que ha atraído a tantos autores desde las vanguardias, el artista ha sumado a su producción escultórica la colaboración con la Fura dels Baus, compañía para la que ha diseñado escenografías, vestuarios y concepciones espaciales para diferentes montajes desde 1996.
El artista barcelonés explicó a Ultima Hora, en una visita a los talleres de la Fundació Pilar i Joan Miró, que «el teatro es como una extensión de la escultura y mi trabajo en este ámbito es la de crear espacios, no sólo físicos sino también mentales». En este sentido, sentenció que «la aportación de un artista plástico al teatro es la de crear un esqueleto sobre el que construir un cuerpo», una tarea que volverá a llevar a cabo para la puesta en escena en la Ópera de la Bastilla de París en 2007 de «El castillo de Barba Azul», de Béla Bártok, y «El diario de una desaparecido», de Leos Janacek.
En la trayectoria de Plensa también destaca la producción gráfica, obra que ha sido recopilada por el Institut Valencià d'Art Modern (IVAM) en el catálogo razonado «Jaume Plensa. Libros, grabados y múltiples sobre papel». Estos trabajos mantienen las mismas pulsiones que sus piezas escultóricas, circunstancia que el autor resumió en la frase: «Si el arte tiene alguna cualidad es la de trabajar en el mundo de las ideas». «Unas veces estás más cerca de un territorio que de otro, pero es una circunstancia tangencial», añadió. Aún así, reconoció que la escultura siempre le interesa especialmente porque «tiene la imposibilididad de describir y pide un esfuerzo muy alto al espectador, quizás por eso es menos popular».