C.DOMÈNEC|BARCELONA
La editorial Ensiola publica una nueva edición de «L'illa de la calma», las reflexiones de Santiago Rusiñol en Mallorca, un libro a medio camino entre la literatura de viajes y el dietario sentimental, cuyo título ocasionó la creación del tópico sobre la aparente tranquilidad isleña. La presentación tuvo lugar en el Espai Mallorca de Barcelona y contó con Baltasar Porcel, Guillem Frontera y Vinyet Panyella.
El pintor modernista visitó por primera vez Mallorca en 1893, acompañado por un grupo de intelectuales entre los que figuraban el escritor Raimon Canyelles, Frederic Gomis y el médico Font Torné. Escribió una serie de artículos para «La Vanguardia» que después reelaboró en catalán y convirtió en «L'illa de la calma». En octubre de 1901, realizó su segundo viaje a Mallorca, anunciado por Gabriel Alomar en un artículo que publicó Ultima Hora. Entró en contacto con personalidades culturales y con el mallorquinismo político, y participó en tertulias literarias en Can Joan Alcover con Antoni Maria Alcover, Gabriel Alomar, Miquel Costa i Llobera, Mateu Rotger, Miquel dels Sants Oliver, Joan Lluís Estelrich, Joan Rosselló y Mateu Obrador.
Baltasar Porcel comentó del libro que «se trata de una literatura costumbrista, bien hecha, interesante estilísticamente, con una visión amable de las cosas y coincidente con el mallorquinismo triunfante pero que no tiene nada que ver con la realidad mallorquina». La primera parte del libro incluye unos estudios preliminares de Vinyet Panyella y José Pardo sobre la vida de Santiago Rusiñol. Panyella indicó que «la etapa mallorquina del artista fue muy singular dentro de su obra pictórica y supuso un cambio significativo» y «aparte de pintar, elaboró en Mallorca algunas de las obras más importantes de su carrera literaria».