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Descubren restos de estructuras de una factoría de púrpura bizantina en Cabrera

El análisis de los restos apoya la teoría de que el taller habría estado funcionando durante el siglo V d.C.

Cubeta relacionada con el posible taller de producción de púrpura del siglo V d.C.

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Restos de estructuras que podrían haber formado parte de un taller de producción de púrpura en Cabrera, que habría mantenido su actividad en el siglo V d.C., están siendo analizadas por el equipo de expertos que, codirigido por los arqueólogos Mateu Riera y Magdalena Riera, trabaja desde 1999 en la recuperación, consolidación y musealización del asentamiento monacal que, según defienden, existió durante la época bizantina en Cabrera. Mientras se ultiman los preparativos de una nueva campaña de excavaciones, que se realizará entre el 1 y el 19 de agosto, los expertos investigan los hallazgos que se relacionan con la factoría de púrpura y que salieron a la luz bajo la superficie que ocupa la necrópolis de sa Platgeta (integrada en el yacimiento del pla de ses Figueres). Según los primeros análisis, la datación de las estructuras localizadas en forma de cubeta y, en especial, la investigación que el colaborador del IMEDEA, Damià Ramis, lleva a cabo en torno a los numerosos restos de caracolas de murex aparecidas, con un patrón de fragmentación muy preciso, apoyan la hipótesis que «fueron usados para fabricar púrpura». Según Mateu Riera, en la antigüedad tardía, este tipo de caracolas aparece asociada a la producción de púrpura, un pigmento que «estaba rigurosamente controlado por la administración imperial». El control se debía «a que el púrpura era un color distintivo sólo usado por la realeza y algunos estamentos sacerdotales».

El documento «Notitia Dignitatum» refuerza este estudio, ya que el texto «habla de un procurador en Balears que controlaba la fabricación de púrpura», que también contó con talleres de producción en Eivissa. En la isla pitiusa, los depósitos de conchas localizados presentaban el mismo esquema de fragmentación de los murex de Cabrera. En el transcurso de la próxima campaña, el equipo tratará de localizar «nuevos indicios sobre el taller» así como otras pruebas con las que documentar el asentamiento monacal bizantino de Cabrera del que sólo se tiene testimonio en la epístola de Gregorio Magno del 603 d.C.

Hasta el momento, los hallazgos no desdicen la hipótesis que apoya la existencia del monasterio. Las tres tumbas excavadas en la necrópolis siempre contenían restos de hombres adultos y la datación de sus ajuares, así como los restos asociados con la factoría de salazón, se corresponden con el periodo.

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