La Seu esconde en su interior infinidad de secretos que se van desvelando por el trabajo de los investigadores o, en muchas ocasiones, por simple casualidad. La magnitud de la construcción, que va más allá del propio templo, la infinidad de pasillos, escaleras y recovecos guardan en su interior retazos del pasado. De esta manera fortuita ocurrió el último de los hallazgos. Unos electricistas fueron los artífices del mismo: en un polvoriento armario se toparon con una pieza diseñada por Antoni Gaudí.
La necesidad de instalar unos cables llevó a los operarios hasta un estrecho y viejo armario arrimado a una de las paredes laterales de un balcón con balaustrada que da al claustro de la Catedral. Para llegar a dicho armario hay que sortear otros muebles igualmente llenos de polvo. Al abrir las puertas del mismo se encontraron con una gran corona de gruesos hilos de metal en bastante mal estado. Una vez analizado el objeto se concluyó que formaba parte del conopeo, el paraguas rojo y oro diseñado por Gaudí que sale en procesión durante el Corpus.
Pere Joan Llabrés, delegado Diocesano de Patrimonio, confirmó que «se trata de la corona original que adornaba la parte inferior del conopeo, que fue construida en colada de aluminio, un material muy débil». Como se había dado por perdida hace tiempo, cuando se celebró el Año Gaudí, en 2002, «se decidió hacer una corona nueva de plata que fue obra de un orfebre catalán llamado Aureli Bisbe». Para esta reproducción «se utilizó una fotografía de Emilio Sagristà sacada de un libro sobre la obra de Gaudí en la Seu», explica Llabrés.