Firme integrante de «Els Imparables», grupo de jóvenes escritores que abogan por una literatura catalana de máxima calidad, Sebastià Alzamora ha ganado la última edición del Premi Josep Pla con «La pell i la princesa», su tercera incursión en el universo narrativo. Alzamora, actual jefe de promoción exterior del Institut d'Estudis Baleàrics, presentó ayer su novela en el Centro de Cultura Sa Nostra, acto en el que estuvo acompañado por Damià Pons, con el que hace años inició una relación como maestro y alumno que se consolidó en su devoción por la literatura.
-¿Existe hoy una falta de incentivo a la lectura desde
las instituciones pedagógicas?
-No es fácil encontrar ahora profesores que consigan trasmitir
entusiasmo por los libros, ya que tienen muchos elementos en
contra: un sistema educativo que concede muy poca importancia a la
lectura y a la literatura, sin lugar a dudas bases de la cultura
occidental; y un entorno social que otorga a estos conceptos poco
prestigio. No creo que un joven de ahora tenga la sensación de que
si no lee se pierde algo. No es esto lo que se trasmite.
-Este es uno de los temas que refleja en «La pell i la
princessa».
-Efectivamente hay una parte de la novela que es una celebración de
la importancia de los libros, que nos salvan de la muerte. Éstos
perduran en el tiempo más allá de la desaparición de sus
autores.
-Que, a la vez, se perpetúan en sus
sucesores.
-Nadie crece como una seta y el deseo de imitación existe. No
significa que intentes mimetizarte estilísticamente con nadie en
concreto, sino que te pones un listón de exigencia, que creo que es
lo primero que tiene que hacer un escritor.
-¿Y después?
-No puede haber literatura al margen de la poesía, no conozco
ningún buen narrador que no sea, como mínimo, un lector atento de
poesía. Ésta es la esencia y núcleo de la literatura.
-No en vano su incursión en la prosa viene precedida por
una extensa producción poética.
-Escribir una novela no fue fruto de un reto ni de una estrategia
literaria. Sencillamente, surgió.
-En «La pell i la princessa» se conjugan dos líneas
argumentales.
-Sí, la encuadernación de un volumen de «la Odisea» con piel humana
-noticia que leí en un periódico- y una historia de amor entre un
soldado de la Guerra de los Teinta Años y una princesa.
-En este contexto se reúnen algunos de los temas
habituales de su su producción como la belleza, la violencia, el
sexo...
-Esta es una novela romántica y, por tanto, plantea la belleza como
una fuerza arrasadora y como la necesidad de mirar hacia dentro de
uno mismo para encontrarla. En cuanto al sexo, ésta es la
manifestación más contundente de la vida, que conduce
inevitablemente a la violencia. El sexo no es nada más que un
combate, dos cuerpos en tensión. Habría que añadir la no
resignación y la superación de la muerte.