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El Consell prohíbe construir viviendas en las torres islámicas del Temple

El inmueble tendrá, a partir de ahora, la protección de Bien de Interés Cultural con categoría de monumento

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El propietario de las Torres del Temple no podrá construir, como pretendía hasta ahora, viviendas en el inmueble, un edificio de época islámica con declaración genérica de Bien de Interés Cultural (BIC). La decisión, que tiene que ser ratificada por la Comisión de Urbanismo del Consell, fue tomada ayer en la Ponencia Técnica de Patrimonio del CIM con los votos favorables de todas las entidades representadas en la misma menos el del Ajuntament de Palma, que se abstuvo. Así lo comunicó ayer el conseller de Territori del CIM, Bartomeu Vicens. El Consell ampliará la protección del BIC añadiéndole la categoría de monumento, garantizando así su preservación para las «generaciones futuras» puesto que limita las actuaciones urbanísticas que se puedan llevar a cabo en las torres. Hasta este momento, el Temple gozaba de la protección que le confería formar parte de las construcciones militares del Estado, una declaración de BIC 1949.

Las actuaciones del actual propietario del Temple, Fernando Palazuelo, han generado mucha polémica desde que comenzaron las obras en el edificio, en el que se anunció que se construirían pisos de lujo. Entidades cívicas, profesionales, ciudadanos y vecinos de la zona pidieron reiteradamente al CIM y al Ajuntament no sólo un control sobre las obras, sino que las instituciones públicas citadas, además del Govern, adquirieran el edificio ya que es uno de los pocos restos islámicos que quedan en Ciutat. En 2002, Patrimonio Histórico del CIM ordenó la realización de unas catas arqueológicas en su interior, que dieron como resultado el hallazgo de las almenas originales de las torres, el tapial con el que está recubierta la fachada de las mismas y otros elementos como arcos islámicos o apuntados.

Para llegar a la prohibición del uso de viviendas en el monumento, la Ponencia Técnica se basó en un informe de la UIB, como entidad consultora, y en las alegaciones presentadas por el Colegio de Arquitectos, además de los informes de sus propios técnicos, donde se destaca «la problemática que puede suscitar la disposición de las instalaciones y que la disposición de aquellas, sea cual sea el uso del inmueble, no podrá dañar ninguno de los valores a proteger». En el Temple no se podrá aumentar la volumetría existente; las intervenciones a nivel constructivo irán desde las mínimas y necesarias de mantenimiento y conservación hasta la restauración; para hacer alguna intervención más allá del mantenimiento, se deberá tener en cuenta el artículo de la Llei de Patrimoni en cuanto a criterios de intervención en un BIC; cualquier intervención tendrá que realizarse a partir de una visión integral del bien, es decir, que se contemple de forma unitaria todo el inmueble, así como su evolución histórica hasta la actualidad. A partir de ahora se suscitará la cuestión del futuro del inmueble sobre lo que Bartomeu Vicens contestó ayer que «no depende de mi». Si bien su departamento «ha priorizado garantizar que fuera BIC», en referencia a la nueva protección que gozará ahora, y las medidas que ello implica, también es cierto que desde el mismo, como ha podido saber este diario, se han hecho gestiones infructuosas con el Ajuntament de Palma respecto a la compra del inmueble. Vicens también apuntó que los servicios jurídicos del Consell estudian la situación por si el propietario pide una indemnización, probabilidad que Vicens considera «mínima».

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