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Las Capuchinas revelan sus secretos

El monasterio ha abierto su sacristía y presenta un estrado dentro de «L'àmbit femení en els segles XVII i XVIII, del Palau al Convent»

La sacristía del monasterio se ha abierto por primera vez al público. Foto: JAUME MOREY

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Durante los siglos XVII y XVIII, las mujeres de la alta sociedad se reunían en estrados, espacios repletos de lujos donde las damas se encontraban para hablar de sus asuntos. Los conventos, por su parte, vivían en una constante austeridad, siendo la sacristía uno de sus lugares más conocidos por el público. Mediante la exposición «L'àmbit femení en els segles XVII i XVIII, del Palau al Convent», que puede verse hasta el 9 de enero en el Monasterio de la Purísima Concepción, el visitante puede descubrir por primera vez en Mallorca estos espacios. «La muestra pretende presentar las diferencias que existían entre los conventos y las casas señoriales», explicó Jaume Llabrés, comisario de la exposición junto a Aina Pascual. De ahí que ambos optaran por reconstruir un estrado con muebles del convento más otros prestados. «Cuando los estrados dejaron de estar de moda a mediados del siglo XVIII, desaparecieron. Decidimos enseñarlos de nuevo a los ciudadanos por primera vez desde entonces». Desde que se inauguró el 16 de diciembre, el montaje ha recibido numerosas visitas, entre ellas la del obispo de Mallorca, Jesús Murgui.

Una tarima de madera cubierta por una alfombra preside la sala. Sobre ella y rodeándola, varios muebles de la época. Entre ellos destacan los búcaros, «vasos de barro cocidos procedentes de Méjico que pertenecen al convento» donde las mujeres bebían «aguas con canela o anís». «Algunas incluso se los comían porque creían que tenían propiedades anticonceptivas y alucinantes y porque las hacían estar más pálidas».

Otro de los espacios que puede verse por primera vez en la Isla es la sacristía del monasterio, que se muestra con su mobiliario original del siglo XVIII. La sala contiene una caliera, el armario donde se guardan los cálices, policromada con el emblema del Sagrado Corazón y con motivos florales, lo que le confiere un toque muy femenino, «ya que eran dos mujeres las que se encargaban de mantener la sacristía». También hay una colección de exvotos de plata y varios armarios y cajoneras que contienen el vestuario que conserva el monasterio.

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