A finales del siglo XIX y en varias ciudades europeas empezaron a surgir grupos de pintores que captaban la esencia del paisaje y de la vida de su localidad. Esto ocurrió también en Mallorca, como quedó claro ayer en Es Baluard con la conferencia «La pintura mallorquina com a reflex de les corrents artístiques de finals del segle XIX i principis del XX», impartida por la historiadora Isabel Coll. La charla inauguró el ciclo «Encontres amb la història de l'art del segle XX a partir de la col·lecció d'Es Baluard».
«Los autores de la Isla y aquellos que se instalaron en Mallorca son el reflejo de la cultura europea pictórica del momento», afirmó Coll. A través de ellos pueden verse influencias del «postimpresionismo, el expresionismo o el simbolismo». La historiadora ha utilizado para explicar su teoría la obra de autores expuestos en Es Baluard como, por ejemplo, Anckerman o Antoni Gelabert. Cada país desarrolló sus propias características, y cada autor, las suyas. De esta manera, en un mismo lugar se daban casos de artistas con «una técnica y temática totalmente diferente a sus conciudadanos». «Cada autor se creó una personalidad propia». Los diferentes grupos «utilizaban el paisaje para investigar y, después, aplicaban las soluciones de cada tendencia a una pintura personal».
«La mayoría de los pintores mallorquines de finales del siglo XIX y principios del XX son unos auténticos desconocidos». Para que esta situación cambie ha que «trabajar el tema desde Mallorca». Becar a historiadores sería una solución. «Así, podrían dedicarse a investigar a unos autores muy buenos pero poco estudiados».