Un equipo de arquitectos, historiadores y arqueólogos indaga la historia de la construcción de Raixa como paso previo a su restauración. A modo de detectives buscan y contrastan pistas en el propio inmueble y en la documentación histórica, al tiempo que aplican técnicas avanzadas de análisis y estudio de materiales. El arquitecto Lluís Alemany, al frente del proyecto, explica que muchas veces, cuando se ha escrito sobre Raixa, se han ido copiando errores. Ahora, a partir del exhaustivo análisis emprendido, se podrá conocer «cómo ha ido creciendo la casa, que tuvo su máximo esplendor en los siglos XVII y XVIII».
Un recorrido por el interior ya permite conocer muchos de sus secretos arquitectónicos gracias al cruce de datos del pasado con los conocimientos actuales. Los últimos, por ejemplo, que en 1522, en la época de las germanías, fue asaltada e incendiada. Por el análisis del magnetismo de las partículas, una de las modernas técnicas que se están aplicando, se sabe que los muros ennegrecidos hallados con el repicado de paredes son fruto de aquellos hechos violentos. También se han encontrado los cimientos de las grandes cubas donde envejecía el vino, o se ha documentado que la arquería de la fachada que da al jardín se hizo en dos fases, la última claramente en el siglo XIX.
«Raixa ha estado en marcha constantemente», dice Alemany. «Nuestro reto al trabajar en este Bien de Interés Cultural es conservar las características de la finca y que las instalaciones garanticen la seguridad y el confort del siglo XXI». Un aspecto novedoso que les ofrece mucha información es el uso de la técnica fotogramétrica, un proceso «caro» que no se utiliza habitualmente, -«creo que en Palma sólo se uso en la Catedral»-, que les permite dibujar a escala las fachadas de la casa con todos sus detalles «de manera que nos indica el mortero usado en las distintas épocas». Un dato histórico aún no confirmado in situ por estos singulares detectives se refiere a una torre del XVI.