JOANA NICOLAU/MARIANA DÍAZ
El Museo de Mallorca está listo para acometer una reforma que, mientras no llegue el día de su ampliación con el traslado de parte de su colección a otro edificio, le pondrá en pleno siglo XXI. Remodelación de sus salas de bellas artes, restauración de piezas, nuevo sistema de iluminación, un plan de accesibilidad y el registro y documentación de colecciones, previo a la entrada en internet, son los principales retos para los próximos meses.
La directora del centro, Joana Maria Palou, así como los técnicos del mismo, han trabajado con las Consellerias de Cultura y Obras Públicas del Govern y con el Ministerio de Cultura elaborando los proyectos que materializarán este cambio necesario.
En cuanto a la modernización de las salas de bellas artes, la directora explica: «No se necesita hacer una gran obra de albañilería, sino que lo más novedoso será relacionar contenido y continente, recuperaremos el espacio arquitectónico a partir de cosas que ya existen». Por ejemplo, se cambiará el recorrido por el circuito expositivo y se abrirán puertas cegadas, así como las ventanas que dan a la calle y a la galería del patio, ahora cubiertas por cortinones y siempre cerradas. «Que el visitante sepa dónde está y se pueda relacionar con el entorno» de este palacio barroco. Los espacios se revalorizarán, las salas quedarán diáfanas y algunas se pintarán de color, se retirarán las vitrinas cargadas de cerámica para exponer sólo el material necesario para su comprensión. Coordiando todo, por encargo del Ministerio de Cultura, está el arquitecto Jorge Ruiz Ampuero, que acaba de remodelar el Museo Sefardí de Toledo.
Los expertos del Instituto del Patrimonio Histórico Español han diseñado el sistema de iluminación, ya que el actual ha quedado obsoleto.
Las salas de bellas artes cambiarán completamente para acoger pintura, escultura y arte suntuario «en un recorrido cronológico y estilístico referido a la historia de Mallorca, siempre partiendo de la colección», comenta Palou. «Se pretende que haciendo el recorrido se pueda reconocer la historia de las bellas artes en Mallorca, que se pueda apreciar el espacio con independencia del mensaje estético de cada una de las piezas», señala. Los conceptos museísticos han cambiado en los últimos años y el museo se incorpora a las nuevas corrientes. A la entrada de las salas habrá un punto de información con ordenadores sobre el contenido de las mismas. También se reservarán espacios para los investigadores.
La restauración de las piezas, para la que el Ministerio ya ha designado una partida, se hará en el museo, donde se habilitará un espacio. También se cuenta con la colaboración de la Banca March. La metodología será fundamental, pues se unificarán criterios a la hora de acometer el trabajo.
En cuanto al plan de accesibilidad, se ha elaborado de oficio en la Conselleria de Obras Públicas y supondrá el uso de los ascensores, ya que algunos están fuera de servicio, la incorporación de plataformas hidráulicas y el cambio de ubicación y adaptación de los baños.
El edificio barroco de Ca la Gran Cristiana, sede del museo, se ha quedado pequeño. Francesc Fiol, conseller de Cultura del Govern, ve necesario el traslado de una parte de su colección, tal vez la sección de arqueología, a otro inmueble, según dijo a este diario. Para Joana Palou una buena idea sería la utilización del Cuartel de Intendencia o Can Fábregas, aunque este último «es más complicado porque tiene problemas estructurales». Fiol comentó que en 2005 se comenzará a trabajar en una solución.