Israel Cachao López nació en La Habana en 1916. Ha dedicado toda su vida a la música, a la creación, convirtiendo el contrabajo en una extensión de su cuerpo. Mañana, Cachao tocará por segunda vez en la Isla tras un primero concierto realizado en 1962. Su actuación se enmarca dentro del primer Jazz Voyeur Festival que se celebra en el Casino.
-¿Cómo será el concierto que podremos ver en
Mallorca?
-Ofreceremos un repertorio basado en nuestros discos, con guajiras,
guarachas y danzones, además de mucho son. La orquesta estará
formada por once músicos que tocarán instrumentos como la trompeta,
el trombón, la flauta, el clarinete, el piano o la batería. Será un
concierto muy movido, con mucho ritmo, muy caliente, muy
cubano.
-¿Qué recuerda de su actuación en la Isla en
1962?
-Por aquella época vivía en Madrid y, un músico que trabajaba con
nosotros, Armando Alventeros, vivía y vive en la Isla. Actuamos en
Formentor. Tocamos junto a una orquesta que venía de Francia,
fantástica. Ellos eran 18 músicos y, nosotros, 14. Lo que mejor
recuerdo es el público, muy bueno y atento, además de la Isla, muy
hermosa. Es como una Cuba pero en pequeño.
-Usted proviene de una familia muy numerosa en la que
todos sus miembros tocan el bajo. ¿Estaba
predestinado?
-Es una cosa increíble. Salí de Cuba en 1969 y descubrí que tenía
35 familiares que no conocía que tocaban el bajo. Estaba
predestinado, aunque a lo largo de mi vida como músico he tocado
otros instrumentos como la percusión o el piano.
-Usted es conocido como uno de los mejores contrabajos
de la música latina.
-Eso dicen, pero no me lo creo. Por encima mío hay infinidad de
contrabajos mucho más buenos que yo.
-¿Por qué decidió salir de Cuba?
-No me considero un político, la política no me interesa. Sin
embargo, no me gustaba el sistema que se impuso, el régimen.
Chocaba con sus pensamientos. Me trasladé a Madrid y, de allí, a
Estados Unidos. He vivido en Las Vegas, en Nueva York y en Miami.
Fue una etapa interesante de mi vida ya que hice muchos conciertos.
En Miami, mi actual residencia, llevo 26 años viviendo.
-En 1993, el actor Andy García y Emilio Estefan le
redescubrieron. ¿Cree que ha tenido una segunda
juventud?
-Les estoy muy agradecido porque me han permitido tener una segunda
juventud. Son como mis hijos, me quieren mucho. Llevo 78 años
tocando y puedo decir que ha sido una de mis mejores etapas. Me
favoreció mucho conocerles. Aún así, sé que es transitorio porque,
hoy, los músicos no son lo que eran. Ya no se separa la música
seria de la alegre.
-¿Cuál es el secreto para mantenerse sobre los
escenarios a los 85 años?
-Cuando me subo a un escenario regreso a los quince años. Fuera, no
puedo ni moverme pero, arriba, no puedo parar. No tengo ningún
secreto, siempre me he considerado un hombre de la casa, tranquilo,
no he sido revolucionario ni he tenido 50 mujeres.
-¿Qué le queda por hacer?
-Siempre queda algo por hacer. Quiero continuar haciendo música, es
mi vida y mi alimento. Ahora trabajo con un tipo de música africana
desconocida, algo que me tiene muy ocupado.