El patio del Museo de Mallorca ha sido tomado por el artista Marcos Vidal, que ha dispuesto en él su peculiar visión de las nuevas deidades en forma de instalación. Esta propuesta forma parte de las actividades organizadas por el Ajuntament de Palma con motivo de la celebración del Corpus Christi. Otras dos exhibiones complemetan este programa: «L'home penjat», de Susana Muñoz, en Can Bordils; y «Al·legoria anímica», de Olímpia Velasco, en Cal Comte de la Cova.
Bajo el epígrafe «El darrere, al davant» y con el fútbol como protagonista, Marcos Vidal refleja en su obra cómo la simbología mística occidental ha adquirido en la actualidad un carácter propagandístico de ciertos quehaceres humanos que a su vez se han mificado. Un ejemplo de ello es «la sacralización del fútbol», afirma el artista. «Los deportistas son vistos hoy como dioses y su simbología pertenece al mismo universo: cuando ganan una copa es como si ganasen el grial, el caliz», añade.
Así, su obra, no carente de sorna y de una estética cercana al kitsch, reflexiona sobre «los acontecimientos que hoy en día toman importancia en la sociedad, que da la espalda a otros que, por dolorosos, es mejor no analizar». Para ello, contrapone un campo de fútbol a emblemas de la imaginería teológica y dogmática, en un intento de crear una simbiosis en el que ambos conceptos se anulan por contradictorios.