Los centros artísticos públicos y privados de Balears se sumaron ayer a la celebración del Día Internacional del Museo, convocado por la UNESCO bajo el lema «Los museos y el patrimonio inmaterial». Las actividades organizadas incentivaron la reflexión sobre la protección y difusión de las distintas tradiciones e identidades culturales de la humanidad a lo largo de la historia. La tónica general en todas las instituciones fue la declaración de jornada de puertas abiertas, a excepción del Palau March -que amplió su horario y mantuvo su precio habitual- y que en el caso del Museu Etnogràfic de Muro y el Museu de Mallorca se extenderá hasta el próximo domingo, 23 de mayo.
Por otro lado, el Museu d'Art Modern i Contemporani Es Baluard y el Museu de Mallorca fueron las dos únicas entidades que contaron con una programación específica para este día. Es Baluard, que el domingo alcanzó ya la cifra de 50.000 visitantes en sus tan sólo tres meses y medio de existencia, presentó ayer, bajo el epígrafe «Apunts», una serie de acciones que interpretaron su entorno, tanto interior como exterior, en una combinación de música y danza. De este modo, las bailarinas Amelia Llop y Carmen Vadell transformaron, a través del movimiento, la atmósfera de ritmos electrónicos generada por Jaume Roselló, así como el sonido del violín de Enric Pastor, en las diversas disciplinas artísticas, siempre desarrollando una intensa identificación del espacio en el que se hallaban.
Los numerosos visitantes que pasearon ayer por Es Baluard, más de un millar, pudieron disfrutar de estas obras efímeras, ideadas originalmente a través del contacto directo con el museo, a lo largo de todo el día, en una multiplicación de puestas en escena. Por su parte, el Museu de Mallorca acogió una doble presentación. Por un lado, se dio a conocer la creación del Club del Coleccionista, una iniciativa que pretende aunar a todos aquellos coleccionistas que quieran compartir su compilación de bienes artísticos con la sociedad mallorquina en forma de exposiciones temporales. «Se trata de convertir el placer solitario del coleccionista en un acto participativo», afirmó Pere Morey, presidente de la Associació d'Amics del Museu de Mallorca.