Para gustos, colores. Este reiterado axioma fue ayer la clave de un Dia del Llibre marcado sobre todo por la diversidad de intereses entre los lectores, algo que los libreros destacaban ayer como circunstancia más llamativa que en años anteriores. Como cada año, los best sellers de temporada y los infantiles fueron los más vendidos, pero la diferencia vino marcada por la asombrosa venta de libros de autoayuda, cocina y religión. Aún así, hubo una serie de volúmenes cuyo título era el más buscado por los clientes: «El código Da Vinci», de Dan Brown; «El desquite», de Pedro J. Ramírez; «La mitad del ánima», de Carme Riera; «Olimpia a mitjanit», de Baltasar Porcel; o «No sé si m'explico», de Andreu Buenafuente.
Aunque la lluvia hizo su aparición en numerosas ocasiones, el centro de Palma se convirtió en un verdadero hervidero de transeúntes que deambulaban entre las numerosas paradas ojeando los libros expuestos. Ya a mediodía, muchos lucían bolsas repletas, y rosas, muchas rosas. Es el caso de Inmaculada Barceló, que ayer adquirió dos libros temáticos de fotografía y una trilogía de la «Historia de Jaume I el Conqueridor». O el de Margarida Ferrer, que iba a obsequiar a su marido con «El regal de la comunicació», de Sebastià Serrano, y a su hija menor con «Tina Superbruixa revoluciona la classe». Para su otra hija todavía no había encontrado el libro más adecuado.
Cuando la mayoría de los puestos de la Plaça Major todavía lucían plásticos protectores para el agua, la alcaldesa de Palma, Catalina Cirer, se acercó, acompañada del concejal de Cultura, Rogelio Araújo, parallebar a cabo una primera inspección de las compras que realizaría por la tarde cuando saliera a pasear con sus hijas. Afirmó que para celebrar este día suele optar por «la literatura femenina y en catalán». Sobre la algarabía que llenaba las calles dijo sentirse «alegre ante el hecho de que la gente tome conciencia de que es un día para celebrar la lectura como una actividad placentera de crecimiento intelectual».