CRISTINA ROS
Hace años que Ella Fontanals Cisneros es un pilar de apoyo para el arte internacional. Primero, como coleccionista. Recientemente, como fundadora del Miami Art Central (MAC), un museo dedicado a dar impulso al arte contemporáneo. Su voz, suave pero contundente, se escucha en los consejos de la Tate Modern, del Miami Art Museum o del nuevo Miami's Performing Arts Center. En Palma, de visita en el Museu Es Baluard, afirma con rotundidad que «hay que hacer correr la voz en todos los foros internacionales para que se sepa que Palma tiene hoy un museo de primera categoría, con una arquitectura bellísima y con obras tan sublimes como la de Rebecca Horn, en el magnífico algibe».
-¿En qué momento un coleccionista entiende que puede
hacer algo más por el arte que acumular obras?
-Cuando estás inmerso en el arte, en todas sus facetas, desde la
música a la pintura, llega un momento en que necesitas romper esa
barrera de lo estrictamente privado, en que todo este disfrute es
sólo parte de tu casa y de tu vida, y propiciar que participen de
ello otras personas, para que el disfrute sea colectivo. Me llegó
ese momento después de dedicar muchos años de mi existencia a
ayudar a resolver los grandes problemas sociales de Venezuela, mi
país. Al trasladarme a Estados Unidos, supe que podía hacer
realidad ese sueño de transmitir a otros mi pasión por las
artes.
-Háblenos del Miami Art Central.
-El sueño del MAC se hizo posible al encontrar un edificio de una
compañía de teléfonos de los años 40, con una arquitectura muy
singular, distinta de la que se suele encontrar en Miami. Grandes
espacios, paredes amplias... resultaba ideal para convertirlo en un
museo de arte contemporáneo. Y así, hace un par de años, nació el
MAC con dos objetivos prioritarios: el primero, la educación en las
artes, un instrumento esencial para contribuir a que una ciudad
como Miami, que está en pleno crecimiento, llegue a sentir que el
arte es parte de su vida diaria. Y segundo, propiciar que se
realicen en la ciudad exposiciones de primer nivel internacional.
Con todo, se trata de preparar al público para una nueva situación
social y cultural, que se completa con un nuevo museo de la ciudad,
un centro para la ópera y la danza -el Miami's Performing Arts
Center- o el acontecimiento internacional que es Miami Art Basel,
que en sus tres años de vida, se ha convertido en la feria de arte
contemporáneo más interesante de EEUU, con las mejores galerías y
propuestas, en una cita anual que se celebra en diciembre y sobre
la que no quisiera dejar de llamar la atención por su importancia.
Todo ello está haciendo que Miami se esté convirtiendo en un centro
determinante para las artes.
-En todo caso, a usted se la considera una gran mecenas
del arte latinoamericano, y del venezolano en
particular.
-Me preocupa que haya una subdivisión en el arte cuando se habla de
«arte latinoamericano», pues debería ser arte y punto, máxime en un
mundo global como el que estamos inmersos. Todo el arte procede de
algún sitio, es de algún lugar, representa la vida, la cultura o el
medio de alguien, pero al fin y al cabo es arte. En todo caso, sí
que es cierto que dedico buena parte de mis esfuerzos a la
promoción de los artistas latinoamericanos. Desde la Cisneros
Fontanals Art Foundation, promovemos el arte latinoamericano en los
EE.UU., creando programas de estudios y ofreciendo a los artistas
la oportunidad de que abran mercado. Y es que, aunque el arte y la
cultura en general nunca detengan su pálpito, al margen de la
situación socioeconómica de un país, lo cierto es que en
Latinoamérica, en general, y en Venezuela en particular, hay muchos
problemas en ese sentido, que afectan, no a la creación, sino al
mercado cultural. De ahí que intentemos ayudar en este sentido.
-Como asesora de numerosos museos y colecciones de gran
prestigio, como la Tate Modern o el Miami Art Museum, quizá nos
pueda explicar con qué criterios se decide qué artistas cuentan y
cuáles no, y en definitiva qué es y qué no es arte.
-El marketing domina en buena parte el arte, como domina tantas
otras facetas. Es así hoy y así ha sido siempre. Si eres un gran
pintor y te quedas en casa, seguramente pasarás desapercibido, a no
ser que tengas la suerte de que alguien pase por ahí, te descubra y
tenga capacidad para transmitirlo. Como cualquier producto, el arte
requiere lanzamiento público. En el consejo asesor de la Tate, yo
presiono para que los latinoamericanos estén presentes y cada uno
de los asesores hace lo mismo por el círculo que más conoce. Si no
te conocen, no cuentas. Y es que, definitivamente, los periódicos,
las revistas y los museos hacen hoy a los artistas. Quizá ésta
puede resultar una visión muy fría, pero es así.
-¿Podría hacer una valoración del arte
actual?
-Si nos atreviéramos a hacer una evaluación del arte contemporáneo,
sólo daríamos una visión parcial y muy subjetiva. Solamente el paso
del tiempo dirá lo que tuvo valor artístico y lo que no. Ahora, nos
aventuramos a valorarlo, siendo tan conscientes de nuestros
posibles errores como de nuestros aciertos. Apuestas por una obra
que acabas de descubrir y te satisface saber que, con el tiempo,
otra gente apuesta también por ella. En todo caso, el arte actual,
como el de todos los tiempos refleja lo que se vive en el momento,
pero es una lástima que se llegue a los extremos del impacto y del
espectáculo para llamar la atención, como ocurre ahora con
demasiada frecuencia.