La serie de grabados la «Caja de remordimientos» presenta un diario íntimo de Picasso. Desde 1919 y hasta 1957, el artista malagueño trabajó en estos 45 aguafuertes, puntas secas y barnices blandos, que, desde ayer, se muestran en el Casal Solleric. Los fondos proceden de Bancaixa.
El único hilo conductor de las piezas es «el capricho y las preocupaciones de Picasso», dijo María José Almenar, gestora de actividades culturales de Bancaixa. La serie refleja «las temáticas y los estilos» que el artista trató a lo largo de su vida. «El cubismo, el neoclasicismo, el ingresismo, el surrealismo o el picassismo» son las diferentes etapas que se plasman en la «Caja de remordimientos» y que muestran un Picasso «lleno de pasión hacia sus mujeres». «Los grabados transmiten la intensidad con que vivió».
El título de la serie no responde a que Picasso arrastrara culpas de las que se arrepintiera, lo que dista mucho de su personalidad, sino «a su reticencia a firmar la colección o la de su marchante de entonces, Kahnweiler, a pedirle que la rubricara». La caja a la que hace alusión el nombre de la colección no fue abierta hasta la muerte, en 1981, del creador, que se había desentendido de firmar las pruebas que contenía. La Galerie Louise Leiris editó la caja, dando a las estampas el cachet Picasso para evitar falsificaciones.