La celebración la madrugada de esta pasada noche de la 76 edición de los Oscar pone fin a una larga temporada de premios cinematográficos, en la que Hollywood ha cubierto todos los aspectos de su industria, incluso sus peores películas o las más independientes.
Muchos de los lectores ya conocerán quiénes son los ganadores de una de las ceremonias más polémicas de los últimos tiempos debido a la emisión en diferido de la gala, que se emitió con cinco segundos de retraso para evitar que se repitiera el escándalo provocado por Janet Jackson y Justin Timberlake durante la final de la Superbowl.
Las grandes estrellas pusieron el glamour a la velada. Es una presencia necesaria después de que el pasado año la ceremonia de los Oscar tuviera sus peores índices de audiencia: tan sólo 33 millones de espectadores frente a los 55,2 millones que atrajo la victoria de «Titanic» en 1998. Los Oscar son el reflejo de Hollywood y, por lo tanto, deben personificar el lujo. Un lujo que tiene su mayor exponente en la famosa alfombra roja.