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La obra de Esteban Vicente regresa a Palma con pintura, dibujo y 'collages'

El Museu Espanyol d'Art Modern i Contemporani muestra su evolución del gesto a los campos de color

Harriet G. Vicente, viuda del artista, acudió ayer a la inaguración de la exposición. Foto: SEBASTIÀ AMENGUAL

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La pintura de Esteban Vicente (Turégano, Segovia, 1903 - Long Island, EE UU, 2001), regresa a Mallorca, donde parte de su obra se pudo ver en 1998 en la Fundació Pilar i Joan Miró y en el Casal Solleric. Entonces, el artista, de quien se exhibe un cuadro en el Museu Es Baluard, cedido por Sa Nostra, visitó Palma junto con su esposa. En esta ocasión, el Museu Espanyol d'Art Modern i Contemporani presenta una colección de telas, collages y dibujos datados entre 1950 y 1999 en los que se puede ver la evolución del trabajo del artista desde la gestualidad a los campos de color. A la inauguración de la muestra, ayer por la tarde, asistió su viuda, Harriet G. Vicente.

Esteban Vicente fue un pintor español que se trasladó a vivir a Estados Unidos tras estallar la Guerra Civil. Allí entró en contacto con el mundo de la plástica de vanguardia hasta el punto de convertirse en precursor de la Escuela de Nueva York, creadora del expresionismo abstracto americano. No obstante el alejamiento físico de su país natal, donde volvió al final de su vida, el artista nunca olvidó sus raíces. «Era un pintor español y un pintor americano; esto, para él, no significaba un problema, pero parece que sí para los demás, que no podían entenderlo; creo que era un pintor del mundo y él estaría de acuerdo con esta definición», comentaba ayer su viuda.

En este sentido, Ana Martínez de Aguilar, directora del Museo Esteban Vicente de Segovia, apuntó que la obra del artista se enraiza «e una tradición cultural europea y española, es deudor de una cultura española de contención y armonía ejemplificada por Zurbarán». Esteban Vicente, dijo Martínez de Aguilar, «era un gran individualista que necesitaba la soledad para crear» y como artista que se mantuvo en contacto con todos los movimientos plásticos del siglo XX «no fue autor mimético, sino que estableció un diálogo».

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