Esquerra Unida «apuesta por una actitud crítica, exigente y constructiva para favorecer el desarrollo de las potencialidades del Museu Es Baluard». Así lo explicaron ayer en rueda de prensa tres de sus dirigentes, Eberhard Grosske, Miquel Rosselló y Marilena Tugores, quienes dijeron que con su intervención intentan «reconducir el debate que se ha suscitado al respecto con la voluntad de buscar lo más conveniente para los ciudadanos».
Los dirigentes de Esquerra Unida, quienes en la rueda de prensa dejaron claro que no «queremos seguir alimentando la polémica», por lo que declinaron contestar a las preguntas sobre la misma, manifestaron que Es Baluard «es un equipamiento cultural singular con unas potencialidades importantes para la dinamización cultural de nuestra comunidad. Mallorca no se puede permitir el lujo de vivir de espaldas al museo y lo que se impone es un esfuerzo colectivo desde todos los ámbitos para desarrollar al máximo estas potencialidades y para corregir cualquier problema o disfunción que se pueda plantear».
EU recuerda que, si bien en 1997, cuando se formó el consorcio para la creación del museo entre Cort y la Fundació d'Art Serra, «se establecía un papel predominante para esta Fundación, no es menos cierto que a raíz de la aprobación de unos nuevos estatutos y la constitución de la Fundació Museu Es Baluard, en 2003, entre Cort, el Govern, CIM y la Fundació d'Art Serra, el peso de las instituciones públicas ha aumentado decisivamente». La «parte pública del museo es mayoritaria y en la junta de patronos la participación privada se limita a un 25%» por lo que «las decisiones importantes son responsabilidad de Cort, Govern y CIM».
Por este motivo, EU quiere clarificar que «no se trata de un museo privado», sino de «un museo mixto con una mayoría pública» donde «las instituciones públicas tienen la responsabilidad del buen funcionamiento y la sociedad tiene la capacidad y el derecho de exigirlo». Basándose en esta amplia reflexión sobre el museo, y recordando que en su día manifestaron su discrepancia «sobre algunas decisiones adoptadas», como «los términos del consorcio de 1997 o el proceso de adjudicación de las obras», entre otros, en EU, sabedores de que «no es posible llevar adelante un proyecto cultural o artístico sin polémica», señalan que «esto no puede conducir a una actitud globalmente negativa».
En la línea de crítica constructiva que preconiza, EU apunta las siguientes propuestas: «Asumir la singular importancia de este equipamiento; situar a las instituciones públicas ante sus responsabilidades en cuanto al desarrollo y gestión del museo y la preservación de los intereses públicos; promover mecanismos abiertos y rigurosos en los procedimientos de contratación tanto de obras como de personal; convocar un concurso internacional para cubrir la plaza de dirección; promover mecanismos amplios de participación en el ámbito cultural, artístico y universitario en la definición y actualización del proyecto, que faciliten la implicación social en el museo, y promover la participación de los partidos políticos de la oposición en la junta de patronos -a través de la representación de las tres instituciones que están presentes-, para facilitar un clima de máxima transparencia en la gestión del museo».