El Consorci de Pollentia firmó hace unos días la compra de Can Domènech de Alcúdia, sede de la Fundació Bryant, por 600.000 euros. El acuerdo ha llegado después de más de dos años de negociaciones con los herederos de William J. Bryant, impulsor de algunas de las primeras excavaciones científicas de la ciudad romana y de Son Real. Las negociaciones se han realizado con el abogado Antoni Buades, apoderado en Mallorca de los administradores del patrimonio de Bryant, el Dormuth College. En el casal, que pasará a ser la sede del consorcio, se conservan desde los cuadernos de campo de las excavaciones realizadas hasta los años ochenta, hasta piezas arqueológicas de gran valor como el escudo de las murallas de Alcúdia, una tumba de la necrópolis de Son Real o artículos de bronce de las sucesivas campañas realizadas. El próximo día 20 se hará la presentación de esta adquisición y, según informaron desde el CIM, la idea es que algunas de las piezas susceptibles de ser expuestas sean depositadas en el Museu de Mallorca.
Según estaba previsto, el concejal de Patrimoni, Miquel Llompart, adelantó que «inicialmente, en el casal se conservará la documentación relativa a las excavaciones. Asimismo, se creará un espacio para investigadores y unas dependencias o dormitorios para los arqueólogos que participen en las campañas. Tampoco se descarta la posibilidad de realizar exposiciones». El casal permanece cerrado desde finales de los noventa y, ahora, se está poniendo a punto. La Fundació Bryant es una institución americana que inició su actividad en Mallorca en 1952 con la excavación del teatro romano de Pollentia. Durante la década de los cincuenta patrocinó las campañas de la cueva de sa Tanca (Alcúdia) y de Son Real y el islote de los Porros (Santa Margalida). En 1963 se concedió el premio Ciutat de Palma a esta fundación.
El casal fue construido durante el siglo XVIII por la familia Domènech y, el año 1953, fue adquirido por la Fundació Bryant, que lo restauró. De acuerdo con el informe del Ajuntament de Alcúdia, destaca por ser «un edificio de incalculable valor arquitectónico». En total, son casi quinientos los metros cuadrados del casal distribuidos en tres alturas sobre una planta baja con dos aiguavessos que dan a un patio de grandes dimensiones. El edificio fue declarado monumento histórico artístico y, actualmente, se está redactando el expediente como Bien de Interés Cultural. Como elementos arquitectónicos destacan la fachada, el suelo empedrado, un pas de bèstia, arcos de medio punto rebajados o el techo enteixinat, entre otros. Cabe destacar que el precio que pedían los herederos de Bryant por el casal con los documentos y piezas arqueológicas que conserva superaba el millón de euros, que, al final ha quedado los 600.000 euros finales.