Aunque su alborotada melena rizada peina canas, Mateu Picornell es un joven cuarentón que ha proyectado su carrera fuera de la Isla. Sus comienzos fueron sobre el escenario, pero pronto le picó la curiosidad del otro lado y lo trocó por el estudio de grabación. Como productor ha hecho rock, pop, folk, blues y clásica, que es lo que más le atrae, no en vano es el jefe técnico del Auditòrium. Ha sido esta afición la que le ha llevado a conseguir un Grammy latino en compañía de un grupo de músicos, actores y técnicos que grabaron «Historia del soldado», de Stravinsky y Ramuz. Fue el ingeniero de sonido y productor musical del trabajo que ha recibido el Grammy al mejor álbum de clásica 2003. Lo tenía tan callado que casi ni nos enteramos.
-Cuente cómo ha conseguido un premio tan
importante.
-Esto surgió como un proyecto de una obra de teatro que tenía que representarse en el auditorio Alfredo Kraus de Las Palmas. Tras meses de ensayo nos fuimos para allá a representar cuando unas tormentas partieron un enorme cristal que hay en el escenario y tuvimos que suspender. Para aprovechar el tiempo hicimos unas grabaciones que nos quedaron más o menos estupendas, que finalicé en Palma. El proyecto quedó un poco olvidado porque piensas que la clásica no se vende mucho, aunque quedamos muy satisfechos del trabajo; la sorpresa fue cuando la Sociedad General de Autores lo presentó a los Grammy y quedó nominado. Con esto ya nos pusimos muy contentos pero, al final, además cayó el premio.
-¿Qué tipo de producción es?
-Salió en formato disco-libro. Los productores ejecutivos fueron
Dania Devora y José Luis Rupérez. Participó gente de España, Cuba,
Estados Unidos, y eso añadió más dificultad a la complejidad de la
pieza. Entre ellos están Paquito D'Rivera, que tocó el clarinete e
hizo la dirección musical; Javier Gurruchaga, Nacha Guevara, el
actor cubano Wladimir Cruz, Àlvaro de Luna, la bailarina Trinidad
Jiménez, y siete músicos como el violín Víctor Ambroa, coproductor
musical conmigo. Para los músicos es de muy difícil ejecución
porque Stravinsky escribía para que no se relajaran ni un
momento.
-¿Los Grammy latinos son una segregación o una necesidad
para luchar contra el poderío anglosajón?
-Mejor no hablar de políticas, dejemos la música en su sitio, nosotros trabajamos para la música, nos gusta lo que hacemos. Paquito D'Rivera, que también recibió el Grammy al Mejor Disco de Jazz, no acudió a recibirlo por toda esa historia de que no quisieron dar el visado a los cubanos, que me parece una cosa muy fea, pero mejor no entrar en política.
-¿El premio corona una carrera?
-Los amigos y la familia me dicen ¡Un Grammy es la leche! y yo
pienso que igual no le he dado la importancia que tiene, aunque
estoy contentísimo porque, además, nunca me habían ninguno. No
olvidemos que es un premio compartido, si bien es verdad que tengo
una parte de peso importante, fui de los que más pringué. Un Grammy
no es un punto de inflexión, es algo que sucede, confió en seguir y
que sucedan cosas. Lo importante es trabajar en algo que te llene
musicalmente, no olvidemos que el meollo de todo es la música, que
es lo que nos mueve, porque nada paga los dolores de estómago.
-No sea humilde, el productor musical es el alma de una
grabación.
-Es el que dice dónde, cuándo y cómo, el que da el color. Tenía que hacerlo Paquito, pero es una persona muy ocupada y me dieron esa responsabilidad.