«Isaac Albéniz a Mallorca» es el título del primer libro que recoge todos los datos sobre la relación del músico y compositor catalán (Camprodon, Girona, 1860 - Francia, 1909) con la Isla donde ofreció conciertos, vivió temporadas y se casó una de sus hijas, Enriqueta, con el mallorquín Vicente Alzamora. Mañana se cumplen 116 años de su primer viaje, cuando desembarcó en Palma un 6 de septiembre de 1887 con su sobrino Víctor Ruiz Albéniz.
Tras finalizar este trabajo de investigación, que se completará con fotografías e ilustraciones, Antoni Mir y Joan Parets buscan editor. Conocedores de la música y los músicos de Mallorca contaron con la colaboración de uno de los nietos del artista, el arquitecto y pintor Alfonso Alzamora Albéniz, quien ayer declaraba a Ultima Hora desde Barcelona el «entusiasmo» de su abuelo por esta Isla. Él es autor del prólogo del texto. También desde el Museu Isaac Albéniz de Camprodon, su directora, Marta Alberich, ha prestado ayuda y ha escrito otro texto.
«Fue Parets quien me animó a comenzar el trabajo que, en principio, me asustaba un poco porque sobre Albéniz se ha escrito mucho, aunque todos los autores se dejaban lo referente a Mallorca», apunta Mir, quien en compañía del investigador de Sineu se puso a la tarea para «cubrir un hueco». «Y como casi todo se refiere a su música para piano, en este libro recogemos las transcripciones para guitarra de sus obras», que se remontan a 1904. Se sabe que en Mallorca queda obra original del compositor, de momento dada por desaparecida. Su primer viaje, a bordo del barco «El Isleño», sirvió como fuente de inspiración para una de sus piezas, «Mallorca», mientras que «Rumores de la caleta», «si bien algunos dicen que está inspirada en una cala malagueña, yo pienso que puede ser sa Caleta de Santa Ponça, ya que Albéniz vivió allí en una posesión de los marqueses de la Torre», dice Mir. Pero aún tuvo más relación con el municipio de Calvià, ya que el músico comía y se reunía con sus amigos en el restaurante Cas Català. El primer concierto lo dio en el Círculo Mallorquín y regresó en 1890 y 1894. Fue amigo del cantante lírico Uetam; de Antoni Noguera, de quien interpretó su música por Europa; de Pere Antonio Alemany, quien relató muchas vivencias junto a Albéniz al músico Bartomeu Quetglas y éste a Mir y Parets; Miquel dels Sants Oliver, Llorenç Villalonga. A su muerte, su viuda, Rosina, se instaló en Palma, a cuya casa llegó Rubinstein tras la música de Albéniz.