P.GIMENEZ
Premiada con la Beca Pilar Juncosa (2000), la historiadora del arte
Maria Luisa Lax ha culminado su investigación entorno a los diez
proyectos que Joan Miró concibió para los Estados Unidos de 1947 a
1982. Lax presentará en breve las conclusiones de un estudio que
culmina después de «haber podido reconstruir todo el proceso
creativo de los grandes proyectos públicos de Miró, como la pintura
mural del Terrace Place Hotel de Cincinnati (1947); el Mural-Scroll
(1948); la pintura mural para Harkness Commons de la Universidad de
Harvard (1950); el mural para Delegates Lounge de Naciones Unidas
de Nueva York (1952-53); el proyecto de escultura monumental para
Central Park (1972); el tapiz para la National Gallery de
Washington (1972); el Grand tapiz del World Trade Center (1974); la
escultura monumental Miró's Chicago (1981); y la escultura
monumental «Personnage te oiseaux» para la plaza de Texas, entre
otros. La reconstrucción de los proyectos enumerados parte de la
investigación en distintos archivos, principalmente de EE UU. Los
archivos de la Pierre Matisse Gallery «están integrados por
documentos generados entre el 1931 y el 1989». Eso, «permite
reconstruir la larga relación profesional entre Joan Miró y Matisse
a lo largo de los 50 años en que éste último actuó como marchante
de Miró», señala la experta.
Qué agentes estuvieron involucrados en cada proyecto; el periodo en lo que se desarrolló; y cuál fue la aportación de Miró son datos que encuentran respuesta en el estudio de Lax. En cuanto al proceso creativo, Maria Luisa Lax ha podido constatar que, en lo que concierne a las esculturas, «Miró solía partir de dibujos preliminares o preparatorios, que después realizaba en maqueta tridimensional en diversos materiales». Para los murales, «presentaba un boceto muy detallado, en el que ya incluía los colores, con el fin de dar una idea fiel del proyecto final». Existen casos curiosos como el referente a la pintura mural para el Terrace Plaza Hotel de Cincinnati o el mural cerámico para la Harkness Commons de la Universidad de Harvard. En éstos, «la idea final se aleja totalmente del boceto inicial». Eso se explica por el hecho de que «el esbozo sólo servía al pintor como punto de partida de la creació». Miró daba importancia a conocer el espacio donde iría la obra. Aún siendo un artista internacional, «se aprecia una evolución económica importante». Si en 1948 percibía 500 dólares por el proyecto de la serigrafía «El sol», en 1965 la realización del mural «Alicia» le reportó 75.000 dólares.