La Fundació Sa Nostra apuesta por apoyar a los jóvenes creadores. Así lo ha confesado su gerente, Miquel Alenyà, quien dice que la institución asume un «cambio gradual, una reorganización hacia el mundo de los jóvenes, -el que creemos que está más desatendido-, con actividades interesantes para ellos».
Música, artes plásticas, literatura. En estas áreas, asegura, pone su acento la Fundació «muy ilusionados». Un ejemplo serían las últimas compras de arte: una fotografía en gran formato de Susy Gómez; un díptico, también fotografía, de Joan Morey, que participará en la próxima Bienal de Venecia, y un tríptico en tela de Pedro Oliver, que suponen «un impulso al arte joven y a las galerías que apuestan por ellos», entre las que cita Horrach Moyà, Ferran Cano, Maior y Frederic Pinya.
Durante el encuentro con Miquel Alenyà comprobamos cómo está muy al tanto de lo que hacen nuestros jóvenes artistas. Por la conversación desfilan los nombres de Mónica Fuster; Amparo Sard; Aina Perelló; Iolanda Adrover; Astrid Colomar, que expone en la Torre de Ses Puntes; Raimon Caimari; Cati Aguiló; Carles Congost; Carles Gispert; la menorquina Nuria Marqués; Jaime Simó Sabater; Blanca Pérez-Portabella, última beca Sa Mániga-Sa Nostra, y, por supuesto, Susy Gómez, que expone en Horrach Moyà; Joan Morey, que lo hizo allí en febrero, y Pedro Oliver, de la 'cuadra' de Ferran Cano.
«Para mí es importantísimo hablar del colectivo de artistas plásticos jóvenes porque no suscitan la atención que merecen, porque están trabajando mucho y muy bien, se están formando como no lo habían hecho los de las generaciones anteriores, tienen licenciaturas, hacen estudios de postgrado en España o en el extranjero. Y hoy hay más dificultades para que salgan adelante de las que tuvieron los de la generación nueva de los años setenta y noventa. La suya es una ruptura en la que los personajes tienen niveles de formación más elevados, de información extraordinariamente ricos y actuaciones muy rigurosas que tal vez no encuentran atención porque son nuevas».