Breve pero intensa, tanto que a ellos les pareció que vivían en el paraíso. Así fue la instancia de la pintora Ana-Eva Bergman (Estocolmo 1909 - Antibes 1987) y su marido Hans Hartung en la Menorca de la preguerra. El aislamiento de su vivienda hizo que la policía les creyera «locos o espías» y acabara decantándose por esta última opción. A los dos enamorados de Menorca no les ayudó nada su pintura abstracta, innovadora y cargada de simbolismo.
Sus figuras y líneas fueron interpretadas en la época como mapas que contenían códigos secretos. Suficiente para que tuvieran que abandonar un «paraíso» con el que no volverían a encontrarse en su regreso a la isla en los 80.
La primera exposición de Ana-Eva Bergman que se monta en España será inaugurada hoy en la sala del Roser de Ciutadella. La muestra que hasta el 29 de mayo se exhibirá en El Roser contiene 28 obras de la etapa menorquina de la artista: telas, dibujos y pinturas sobre papel que creó entre 1932 y 1935. Las calles y fachadas de Fornells, sus amigos y conocidos de entonces -especialmente Ricard Rosselló Sans-, las fiestas de Sant Joan de Ciutadella o las más cercanas de Fornells. También figura un texto inédito sobre sus vivencias en el pueblo, algunos de cuyos fragmentos han sido incorporados a la exposición.