Oteiza, que nació en Orio (Guipúzcoa) en 1908, falleció a las 7.15 horas de ayer tras haber sufrido en los últimos meses seis neumonías y haber empeorado en los últimos días. El escultor y ceramista ingresó en la madrugada del pasado 30 de enero en el centro sanitario y aunque su evolución fue favorable, el artista tuvo numerosas recaídas que le fueron debilitando progresivamente. El jefe del Servicio de Neumología de la Policlínica Guipúzcoa, Gabriel Zubillaga, explicó que murió tranquilo y no sufrió. Hasta hace tres días, como señaló el facultativo, Oteiza era capaz de comunicarse, de hablar e incluso estaba sonriente y alegre, pese a ser consciente de que le quedaba poca vida. Tanto la familia como el paciente rechazaron mantenerlo en la UVI o con respiradores mecánicos. La capilla ardiente del escultor vasco quedó instalada en el Palacio de Música de Zarautz, hasta donde se acercaron sus familiares y amigos para despedirle.
Hoy, a las diez de la mañana, la comitiva fúnebre se trasladará a la parroquia de Egüez (Navarra), donde se celebrará el funeral a las once horas. Finalmente recibirá sepultura en la localidad navarra de Alzuza, junto a su esposa Itziar Carreño, con quien se casó en 1938. Oteiza, de formación autodidacta, estudió medicina durante tres años, carrera que abandonó para dedicarse a la cerámica. Desde su infancia, sintió especial atracción por la arquitectura, si bien fueron las artes plásticas las que acabarían por forjar su personalidad. Ya antes de la Guerra Civil española, Oteiza destacó entre el grupo de jóvenes artistas vascos consiguiendo ganar por dos veces el Concurso de Artistas Noveles Guipuzcoanos. Residió durante algunos años en Sudamérica, donde ejerció como profesor en la Escuela Nacional de Cerámica de Buenos Aires (1941) y en Colombia (1942). En 1948, creó el Grupo Espacio dedicado a la experimentación. En 1949, regresó a España y un año después ganó el concurso que le permitía llevar a cabo el conjunto estuario de la Basílica de Aranzazu. En este proyectó contó con la colaboración del arquitecto Javier Sáez de Oiza, quien luego diseñó el edificio de la Fundación Jorge Oteiza en Alzuza (Navarra).
Oteiza, que consiguió en 1957 el primer Premio Internacional de Escultura de la Bienal de Sao Paulo, fue uno de los emprendedores más destacados en favor de la Escuela Vasca de Arte y miembro promotor de los grupos de artistas vascos Gaur, Emen y Orain. Su obra es de una abstracción radical en la que en sus comienzos siguen los planteamientos de los constructivistas rusos. Durante los últimos años, sus proyectos se hallan cercanos a la arquitectura. Son también importantes sus estudios teóricos entre los que destacan Quosque tándem , publicado en 1963, en el que analiza el espíritu vasco, y Ejercicios espirituales en un túnel , en 1983. Oteiza ha realizado numerosas exposiciones en Nueva York, Buenos Aires, Santiago de Chile, Madrid y Barcelona. En Mallorca hay diversas obras, en Sóller y dos en el Museu d'Art Espanyol Contemporani.