La mejor manera de aprender a amar la música pasa por empaparse de los sonidos desde la infancia. Por eso, la Fundació Teatre Principal ha adaptado «Il campanello» de Donizetti, una ópera destinada a los más pequeños que podrá verse en diferentes escenarios de la Isla. El auditorio de La Salle acogió ayer la primera representación. La mayoría de los cerca de 600 niños que asistieron al estreno de «Il campanello» nunca habían visto una ópera en directo. «Me ha gustado mucho», aseguró Vanesa Giménez. Lo que más le fascinó fueron «las canciones» y, sobre todo, «cuando el protagonista se disfraza». Porque, durante la historia, Enrico hace cualquier cosa con tal de que su amada, Serafina, no consuma su noche de bodas con su esposo, Don Annibale. Entre ellas, disfrazarse de un francés homosexual, de un señor mayor y de un cantante afónico.
Para Margalida Cañellas y Cristina Pons, «la música y el vestuario» fueron lo mejor de la ópera. Una música sencilla que juega con la trama irónica y una escenografía discreta pero efectiva componen la obra. Samuel Fernández, por su parte, aseguró que lo mejor de la pieza fueron «las interpretaciones femeninas». Para los tres, Enrico se convirtió en el héroe de la velada sobre todo cuando consigue lo que se proponía y puede quedarse a solas con su amante, el momento más aplaudido y más silbado de «Il campanello».
La ópera se desarrolló con normalidad y sólo se interrumpió con alguna que otra carcajada. Entre los músicos pudo verse el famoso «No a la Guerra» en alguna que otra solapa, mientras que, entre el público, el silencio y la expectación ante lo que pasaba dominó todo el rato. Era la primera vez que contemplaban una ópera y había que estar atentos.