M.DÍAZ/L.PLANAS
«La obra habla de la represión de las ideas y de los
comportamientos que se salen de la norma». El escritor y director
teatral Antoni Maria Thomàs resumía así el contenido de la obra con
la que acaba de obtener el Premi Teatre Principal de Texts
Dramàtics 2002. El galardón se dio a conocer ayer en Lloseta dentro
de los actos con los que se conmemoró el Día Mundial del
Teatro.
Auto de Fe. Excel·lència, título de la pieza, es una farsa en cinco escenas. Reproduce el ambiente de un auto de fe inquisitorial del siglo XVII que transcurre a lo largo del tiempo hasta 1936 y que sirve al autor para hablar de algunas «historias vergonzantes de la Isla, pero que perfectamente podrían haber ocurrido en cualquier lugar de España; no es una obra localista», explicó, aunque el autor ha incluido un personaje conocido del pasado reciente isleño, el fascista italiano conde Rossi. Thomàs añade que se trata de un texto de «denuncia, con momentos dramáticos, pero con la distancia que da el tiempo te permite reírte de determinados autoritarismos, de ver cómo la inteligencia vence la estupidez y la prepotencia». El director de la Lluna Teatre, que trabaja en un nuevo montaje sobre Mozart y Salieri, practica un teatro sin concesiones a la banalidad con la intención de «inquietar» al público.
Thomàs acudió ayer a Lloseta. «Me han invitado a decir unas palabras y aprovecharé para hablar contra la guerra». En el nuevo teatro de Lloseta se leyó el manifiesto del Día Mundial del Teatro, escrito por el escritor alemán Tankred Dorst. «Fue el autor de una obra que monté hace años, Gran imprecación ante la muralla de la ciudad, que tiene mucho paralelismo con la situación actual, ya que habla de un emperador de corazón de piedra que quería llevar a su pueblo a la guerra en contra de la voluntad del mismo; es una obra antibelicista».