El pintor Ñaco Fabré (Palma, 1965) expone en la galería Astarté de Madrid, donde ha colgado sus últimas telas bajo el título «Terrain vague». Además, presenta una serie de objetos, que no quiere llamar esculturas, y que vienen a ser la descomposición de los diferentes planos que integran sus cuadros, una continuación de su pintura que toma volumen. Terrain vague» habla, según el artista, de los espacios desocupados y vacíos que van quedando en la ciudad. «Se trata de un terreno acotado que da lugar a una nueva intervención, un espacio en el que puedes decir cosas, espacios por ocupar que deja la ciudad».
Respecto a sus objetos-pintura, Fabré añade que «es como descomponer el cuadro y pasar a la tridimensionalidad sin darle, en ningún momento, la categoría de escultura». Las obras que se exponen en Astarté son una colección de pinturas en técnica mixta, papeles y objetos en los que «se plantea el dibujo sobre superficies y planos de color». En algunos, sus característicos gestos o graffitis ocupan todo el cuadro. «Lo que se respira en ellos es una claridad brutal y un anhelo de belleza», explica el pintor. Y lo hace a base de tonos terrosos y un suave azul para los celajes. «El grafismo ha quedado más acotado, se nota que está más introducido en la atmósfera», apunta.
Ñaco Fabré asume los comentarios de los textos del catálogo cuando hablan de que «en esta exposición hay dos elementos aparentemente contradictorios, pero que conviven realzando cada una de las obras presentadas. Por una parte, la vagarosidad, la cualidad de algo leve e impreciso y, por otra, la contundencia, la cualidad de lo categórico, concluyente, decisivo, terminante». El primero vendría determinado por las atmósferas y el segundo por la contundencia del gesto. El catálogo se ha editado con colaboración del Govern, el Grup Serra y Costa Nord.