Neus Canyelles vive intensamente su pasión por la literatura. La ganadora del Premi Llorenç Villalonga por «Cap d'Hornos» y crítica de Ultima Hora, se siente «feliz» cuando escribe o cuando se levanta pronto por la mañana y se sienta a narrar. Contar la historia de Neus y Robert, una pianista y un escritor sordo, supuso plasmar una idea que, desde hacía años, le rondaba por la cabeza. Para escribirla, se retiró a su refugio, un estudio minúsculo con una mesa de escasas dimensiones. «Necesito estar entre sus paredes blancas para concentrarme».
-En cinco años ha ganado el Premi Bearn y el Ciutat de Palma. ¿Se siente afortunada?
-Si me lo hubieran dicho hace tiempo no me lo hubiera creído. Me ha sorprendido. Aún así, es una buena manera de empezar en el mundo de la literatura. Siempre he creído que, si no hubiera ganado el Bearn, hoy todavía continuaría enviando mis obras a editoriales para que se interesaran por ellas. Me abrió puertas, me permitió publicar «Neu d'agost», me animó a continuar y a creer en mí. Creo mucho en la suerte y, yo, he tenido mucha. Nunca me había planteado una meta pero, ahora que veo el camino hecho, me alegro de haber conseguido llegar hasta donde estoy. Lo difícil será mantenerse.
-«Cap d'Hornos» es su primera novela. ¿Cómo se sintió escribiéndola?
-Bien. En este mundo, lo que más me importa es escribir. Me lo tomé muy en serio y le dediqué todo el tiempo que podía. Sin embargo, siempre he pensado que, mi aspiración en esta vida, no pasaba por vivir sólo de la literatura. Creo que la persona no es tan libre como cuando escribe por placer, como cuando no depende de contratos ni de propuestas. Escribir es un acto de libertad y, si me lo quitan, no me quedará nada. Antes de que alguien me obligue a contar una historia, prefiero no hacerlo, continuar siendo una autora anónima a que me conozca todo el mundo.
-¿Presentarse a premios le permite esta
libertad?
-Es una manera de mantenerse aislado. Si se gana, mejor y, si no,
no pasa nada. Mucha gente me dice que, en mis obras, se nota ese
aire de independencia. No formo parte de ningún estilo concreto,
voy a mi aire.
-¿Cree que podrá conservar esta independencia tras ganar el Ciutat de Palma?
-Intentaré por todos los medios continuar como hasta ahora. En estos instantes, tras escribir «Cap d'Hornos», una novela que llevaba años en mi cabeza, tengo miedo a que no me surjan nuevas ideas. Estoy asustada y me siento un poco sola, como si me faltara algo.
-El tema amoroso aparece en casi todos sus libros.
-Es un tema que me atrae, lo más importante de esta vida. No me lo planteo, surge. Además, me permite muchos registros por ser universal.
-Como crítica, ¿cómo ve la literatura
actual?
-Está muy desbordada, hay demasiada oferta. Todo está muy mezclado,
es difícil conocer nuevos nombres. Que escriban famosos, cocineros,
periodistas del corazón o decoradores me obliga a preguntarme dónde
están los buenos autores. Existen y, encontrarlos, supone
alegrarse. Creo que hay mucha obra que no conocemos y que nunca
podremos llegar a conocer.
-¿Y la mallorquina?
-La parte de creación está parada. Escribe mucha gente pero no hay
libros de cuentos o novelas de mallorquines. La parte literaria
está tapada por otro tipo de obras como ensayos o historias
locales. Las editoriales lo que buscan es vender y, si alguien
presenta una historia buena pero no es conocido y compite con un
escritor más consagrado, ganará este último.